Muchas veces tendemos a sufrir en exceso por situaciones que no están en absoluto bajo nuestro control y en ocasiones, lo pasamos peor por nuestra propia resistencia a aceptar lo sucedido, que por el hecho negativo en sí.
Es cierto que las emociones son sumamente necesarias y que no es aconsejable reprimirlas. La tristeza nos sirve para recuperar el equilibrio tras una pérdida e informar a los demás de que nos encontramos mal, la ansiedad nos ayuda a protegernos de ciertas amenazas y peligros, el asco nos preserva de contagiarnos de una enfermedad, etc…
Las emociones, cuando son adaptativas y coherentes con la situación que estamos viviendo, son muy necesarias y nos ayudan a sobrevivir. El problema viene cuando la emoción ya ha dejado de realizar su función y se vuelve contra nosotros, como si nos pusiéramos la zancadilla y dejáramos que las emociones pasen a ser nuestros propios enemigos.
Como sabemos, el hecho de sentirnos bien o sentirnos mal viene determinado por nuestra manera de enfocar los hechos. Como decía Buda: el dolor es inevitable, pero el sufrimiento es opcional. Tú puedes decidir cuánto y cómo quieres sufrir y para ello, una de las máximas que has de interiorizar es que el mundo es incierto y que tenemos control en muy pocas cosas, pero esto es parte del juego.
¿Somos conformistas?
Para nada. Como dice el título del presente artículo: aceptar no es conformarse. Mucha gente piensa que si no se queja lo suficiente, si no llora y patalea lo que debería o si no se enfada con el mundo cuando algo le sale mal, es que se está conformando y eso es de débiles y es, más bien, al revés.
De débiles es gastar nuestras energías y nuestro valioso tiempo –irrecuperable, de hecho- en algo que no está bajo nuestro control y que no podemos modificar. Insisto en que las emociones importan, y mucho, pero hasta cierto límite a partir del cual pasan a ser inútiles.
“Acepta. No es resignación, pero nada te hace perder más energía que resistir y pelear contra una situación que no puedes cambiar”
Tener deseos, objetivos, proyectos apasionantes e ilusiones es esencial y muy importante para ser feliz y encontrarle sentido a nuestra vida. No debemos conformarnos si algo no nos gusta, debemos intentar cambiarlo. Al igual que si queremos tener algo muy apreciado, tenemos que ir a por ello y si podemos, conseguirlo y disfrutarlo.
Por lo tanto, no hablamos aquí de conformismo. Si quiero algo, he de ir a por ello y pasármelo bien en el intento, pero lo realmente importante es entender que por mucho que yo luche por algo, puede ocurrir que al final me salga mal, por factores que no están bajo mi control y aquí es donde entra el concepto de aceptación.
La vida no es perfecta
¿Y qué? No lo es, no lo ha sido y nunca lo será. Esto es lo que hay que aceptar. Aceptar significa comprender que las cosas a veces están a mi favor y otras veces no, y eso es algo normal, forma parte de la vida y además está bien, ya que si todo fuese perfecto, nunca valoraríamos el hecho de que las cosas nos sean favorables.
Para disfrutar las victorias, es necesario tener algunos fracasos
Por lo tanto, es muy importante decirse a uno mismo: intentaré que las cosas me vayan bien y pondré todas mis fuerzas en ello, pero si no sale, mala suerte, hay cosas que no dependen de mí y no me enervaré por ello más de lo necesario. Ya se abrirán otras puertas.
Aprendiendo a aceptar…
- El mundo no siempre es como tú quieres: por mucho que te enfade, te entristezca o te ponga ansioso, las cosas no siempre salen como deseas. Si lo aceptas, tu estado emocional será más tranquilo y sosegado y te permitirá ver la situación desde una perspectiva de búsqueda de soluciones. No dejarás que la emoción te domine y te nuble la vista.
- Las personas no actúan conforme a tus expectativas: cada cual es un ser humano individual con mentalidad propia que puede hacer lo que se le venga en gana. Abandona las expectativas sobre los demás, no esperes nada, simplemente deja que la gente te vaya sorprendiendo con sus actos y disfruta de lo que te puedan brindar.
- Los seres humanos nos equivocamos, tú también: trata de reparar tus errores e intenta que los demás también lo hagan, pero no condenes a los demás ni te autocondenes a ti mismo por fallar, porque errar también forma parte del juego y gracias a ello, acabamos siendo buenos en muchas cosas.
“No lastimes a los demás con lo que te crea dolor a ti mismo”
-Buda-
Aceptar es darte cuenta de que todo está bien como está y lo que tenga que suceder, simplemente sucederá, pero siempre que tengamos margen para cambiar o actuar, podemos hacerlo y mejorar la situación desde una actitud serena, amorosa y centrada en el presente.