NOCHE DE TORMENTA
Aquella noche que jamás olvidaré, me encontraba sola en la casa de la playa donde solía ir en mis dias de vacaciones, allí me dedico a leer y escribir, creí que el silencio y la paz que se respira por las noches en tan apacible lugar podría estimular mi imaginación para escribir un poema a alguien muy importante para mí, pero la densa neblina y el frío goteo que se hicieron presentes al comienzo de la noche me pusieron en guardia frente al cristal de mi ventana.
Fue una noche larga y tormentosa de enfrentamiento entre el cielo y el mar, escuché cuando el mar vehemente gritaba al cielo desesperadas preguntas. ¿ Porqué me quitas el derecho de percibir la luz de la luna y colorear mi espuma con el resplandor de las estrellas ?...
Pero el cielo se vistió de luto y sus negros nubarrones desdibujaban la densa espuma del mar en extraños y monstruosos fantasmas que se movían fuera de las aguas y
Hacían suya la sumisa playa
Se escuchó el sonido tenebroso de un trueno y entendí que el cielo respondía al mar, envuelto en su violento resplandor decía….”Esta noche la tristeza y la soberbia acogen mi ser y estoy herido e iracundo como toro en el ruedo. No hago mas que demostrar lo que ahora soy, un indefenso personaje dominado por la pena y sin poder, para controlar sus impulsos ni dirigir sus acciones por ello actúo a la deriva
Entonces escuché al mar interpelándole……..”Solo eres un gran egoísta que has considerado únicamente tus sentimientos destrozados y no has pensado que con tu actitud haces sufrir a muchos inocentes de esa rabia que te domina y te convierte en alguien diferente…
Mientras ellos discutían sus realidades, ya la marea crecida se desplazaba por la playa sin control, comencé a temer que visitara mi casita, pero no fue así, lo que si sentí fue el sacudir de mi cuerpo ante el fuerte abrazo de un denso nubarrón, que había irrumpido en mi habitación y
Violaba la privacidad de mi recinto y de mi asustada humanidad, me oculté entre las sábanas de mi lecho pero aún así mi cuerpo tembloroso e impotente sucumbió ante la fuerza y violencia del indeseable visitante y mi alcoba percibió el débil gemido de mis inconsolables sollozos.
Al amanecer luego de aquella tortuosa noche de tormenta
aún permanecía sumida entre la tibieza de las suaves telas que cubrían mi cuerpo helado por el frío y el terror. Decidí
salir a enfrentar la soledad de la playa y corrí hacia el mar para purificarme en sus aguas…………..
Cuento Narrativa corta