Si yo pudiera fabricar el tiempo y pudiera variar a mi antojo sus inclemencias… me sentiría un poco como Dios, con el poder de influir en los sentimientos de las personas.
Si yo fabricase el tiempo lo haría variable porque así son los deseos humanos, haría días para todos de todos los colores.
Haría días de un viento tremendo en noviembre para que se llevara lejos nuestros malos pensamientos. Un huracán tremendo que derribara las más altas murallas y abriera rendijas en las más duras y antiguas corazas.
En enero haría madrugadas de un frío aterrador para que los que se levantan temprano pudieran ver castillos de hielo bajo los tejados brillando como diamante al sol.
Haría en marzo días de lluvia intensa para que pudiéramos correr bajo sus gotas, cobijarnos en cualquier lugar aparatado y así poder oler la lluvia sobre tu cuerpo.
En mayo no cambiaría nada porque sabría que en mayo todo está bien y no hay nada que cambiar. Cuando comenzara el verano, después de un día de calor, crearía la más limpia de las noches y una gran luna llena para que los enamorados pudieran mirarse a los ojos y, sin hablar, confesarse sus sentimientos.
También haría otras oscuras y suaves como el terciopelo negro porque hay momentos en los que necesitamos sentirnos solos dentro y fuera de nosotros mismos.
Haría que los arco iris fueran más largos, las tormentas más brillantes y las estrellas un poco mas más conocidas. Haría un día de nieve a mediados de verano y una noche con más horas en el año. Esa noche me sentaría a mirar en el cielo una hermosa aurora boreal, aunque estuviera en mi ciudad donde nunca llegan. Así por primera vez escucharía en silencio la música de la naturaleza.
Si yo pudiera fabricar el tiempo… solo construiría una noche fuera del tiempo para estar a tu lado. Porque junto a ti el mayor milagro de la naturaleza estaría a mi alcance y en cuanto al resto… el resto lo dejaría.
Julio Casati