Cuando nos sentimos....
amados por lo que somos, y no por lo que tenemos, no hay mayor alegría. Este contentamiento sirve a nuestra autoestima: sentirnos amados y deseados por la persona sencilla que Dios nos regala. Contando con la reciprocidad, este es un gran paso hacia una unión placentera, llena de deleite, comprensión, atención y la certeza de la complicidad que lleva a la felicidad. Elias TorresElias Torres
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