La dulce fragancia que fluye de su piel
por los poros adormecidos.
Pétalos celestes son sus labios,
sonriendo a la paz agradecidos.
Mi alma se funde con su alma,
mi cuerpo, con su cuerpo enardecido,
gime dulcemente
mientras me hundo en su carne complacido.
Yace sobre las sábanas
suaves y arrugadas de la cama,
abrasándole por dentro
el calor que late en sus entrañas.