Puede que guarde resentimiento en contra de alguien que hizo o dijo algo que me hirió. Sin embargo, el juicio y la culpa no me proporcionarán paz ni curación. En mi corazón reconozco la verdad: sólo el perdón aliviará mi sufrimiento.
Al perdonar, quito un gran peso de mis hombros. Ya no culpo a otra persona por mi infelicidad o infortunio. Puede que reconozca, sin condenación, que se han cometido errores, pero dejo ir el resentimiento y permito que mis experiencias sean transformadas por el amor y la compasión. Al perdonar, me libero de la energía negativa y hago espacio para la creatividad, la prosperidad y el gozo. Al perdonar a otros y a mí mismo, siento el poder sanador del Amor.
No condenen, y no serán condenados. Perdonen, y serán perdonados.—Lucas 6:37