Son las cestas forradas de seda,
las cajas transparentes, los estuches, los papeles de regalo con diseños inesperados, los cordeles, lazos, cintas, lo que en realidad ofrecemos a familiares y amigos. Pagamos por esta delicada gracia de la ilusión. Y luego todo se desvanece, entre sonrisas y alegrías. Duradero: solo el niño pequeño en su paja, mirando este mundo. Cecília Meireles
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