Hoy que te tengo existe el miedo a perderte.
Ahora que empiezo a sentirte cerca
no quisiera estrecharme
en aquellos momentos de nostalgia,
dentro de aquella noche donde mis llantos
eran tan bien recibidos,
tan plácidamente arropados,
por el intenso susurro del silencio.
Más se
que me envidia la noche
pues en continuas ocasiones
llegué a ser más oscura que sus cabellos,
más triste que su brisa,
peor solitaria que sus caminos,
mayor compañera que su luna.
Hoy que suspiro por falta de aire,
ahora que cuento las pisadas de un reloj sobre mí,
te pido que no té ausentes
jamás de mi vida.
Ni bajo el sol ni por encima de las estrellas,
No té apartes nunca,
no sabría seguir,
es más fácil andar en tu camino.
Más sé
que nos necesitamos,
Nací para encontrarte.
Tus ojos son la luz,
esa voz el eterno y plácido sueño,
y tu sonrisa ¡OH Dios! Que perfecta,
un corazón tan tierno y dulce.