El sueño como un pájaro crecía
de luz a luz borrando la mirada; tranquila y por los ángeles llevada, la nieve entre las alas descendía
El cielo deshojaba su alegría, mira la luz el niño, ensimismada, con la tímida sangre desatada del corazón, la Virgen sonreía
Cuando ven los pastores su ventura, ya era un dosel el vuelo innumerable sobre el testuz del toro soñoliento
y perdieron sus ojos la hermosura, sintiendo, entre lo cierto y lo inefable, la luz del corazón sin movimiento
Luis Rosales
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