Bendigo mi cuerpo
Bendigo mi cuerpo. Lo veo saludable y perfecto.
Digo una oración de gratitud por mi cuerpo, de la cabeza a los pies. Bendigo cada célula, maravillándome por la manera como trabajan. Cada parte de mi cuerpo es una creación única que encaja perfectamente con el todo.
Si hay un área de mi cuerpo que necesite curación, le envío bendiciones especiales, invocando la vida perfecta de Dios que yace en ella. Me perdono por las maneras en que puede que no haya honrado o apreciado mi cuerpo en el pasado. Doy gracias por el maravilloso servicio que mi cuerpo me presta.
Con nuevos ojos de amor, veo mi cuerpo como fue creado, saludable y perfecto.
Por eso dentro de mí, mi corazón está lleno de alegría. Todo mi ser vivirá confiadamente.—Salmo 16:9 (Versión Popular)
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