Tú eres la ribera y yo soy ese río,
y en tu cauce tomando forma yo vivo;
yo soy la gaviota y tú eres el motivo,
para que en el cielo yo mantenga el brío.
Cóncavo y convexo, nos complementamos,
pues uno es la fuerza, el otro la sonrisa,
vamos de la mano, no tenemos prisa,
lo único importante es que nos adoramos.
Me diste tus manos, te entregué mis ojos,
mostraste ternura y nació nuestro amor,
creció sin mesura cual naranjo en flor,
hoy de la soledad no quedan despojos.
Como el nido al árbol, como el río al mar,
como estrella y noche, como sol y luna,
no existirá nunca la razón alguna,
para que este amor se pueda terminar.
Lucila De Melo(MMGA)
Uruguay