Cuando el sol se levanta por levante
y mis versos emprenden dulce vuelo;
yo contemplo con tierno y grande anhelo
tu mirada gentil y fascinante.
De manera febril y muy constante,
mis ensueños dibujan en el cielo
tu figura con piel de terciopelo,
y tu porte de espléndida bacante.
La mañana que trae limpia aurora
que semeja la luz de tu sonrisa;
tiene lumbre sutil y encantadora
con el brillo dilecto de Artemisa;
quien te diera la gracia soñadora
cuya flama pasión me profetisa.
Aníbal Rodríguez.
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