Nos vamos consumiendo ya desde que nacemos.
El corazón resguarda su clepsidra de sangre.
La piel es una brújula del cuerpo que declina.
El geranio del parto orienta las edades.
Dormita en la semilla el mosto del ocaso.
El camino de ida es el mismo de vuelta.
El camino de vuelta comienza en el principio.
La plenitud precede a la putrefacción.
La tumba es la placenta de los sueños futuros.
En lo que pestañeas surge y claudica un reino.
Una arruga, una cana, toma una eternidad.
Adentro de la fruta madura la inmundicia.
El vientre es la raíz del árbol de la muerte.
Jorge Ortega