Una daga atravesó mi pecho con el engaño,
Se han roto las ganas de amar con la falsedad,
Mi alma agonizando se desangra de amor,
Qué pecado cometí para recibir de ti desilusión,
Tu indiferencia me ha robado el aire,
Ha secuestrado la inspiración,
Con ella emigraron los versos y suspiros que tenían nombre propio,
¿Por qué?, ¿por qué? Me siento desfallecer dice mi razón,
Si no te abrí la puerta del corazón,
Qué ironía que ha sido el culpable del tanto dolor,
No quiso escuchar la voz que le susurraba en el interior,
Hoy sufre y todo por no querer decir adiós,
Devuelve la sonrisa, que despreció tu mirada,
No quisiste ser tú mi amada,
Dame la lágrima que cultive para ti,
Pues me di cuenta que no sabes querer,
Juegas a ilusionar pretendiendo con tu ternura engañar,
Abre bien los ojos porque este hombre te ha sabido ganar,
Hoy no serás más que el recuerdo de lo que no fue,
Pues de ti ni en mis sueños estarás,
Adiós, adiós grita mi corazón,
Aunque la herida es mortal de ti me sabré olvidar,
Y con el tiempo volveré a amar…
Mandragora
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