Aprieta amor mío, me pediste susurrándome al oído
yo asustado y como en una nube, puse mis manos
sobre tus apretadas nalgas
mis labios se entretenían mordiéndote la oreja izquierda
y un acompasado vaivén, nos estaba llevando
al cielo de los vencedores
creí morir, el corazón galopaba a mil por hora
tu mordiste mi cuello como si la vida se te escapara
y con un ronco gemido entramos en un agónico
orgasmo, sucesivos espasmos recorrían
nuestros cuerpos, hasta quedar fuertemente abrasados
se dibujo en nuestras caras y así dormidos
estuvimos el tiempo preciso para descansar
y amarnos de nuevo