fruto de mano divina,
ahogándose en su ego...
si algún otro le hace sombra
le preguntan al espejo.
No llegan a ser conscientes
que la mayor deformidad
es su propia egolatría
y así ellos solos se alejan
y así ellos mismos se aíslan.
Luego la rabia les roe
porque hay mil sombras que envidian,
ya que sienten gran desprecio
al igual y al diferente
y le buscan sus defectos;
sin saber que aquel que juzga
aumenta su propia rabia,
se está así mismo juzgando;
van comparando su imagen
desde el pozo que han creado.
Mario Garcia Montalban