Háblame, que tu silencio mata. Te siento como ausente Y es mi alma quien padece.
En tu diminuta lejanía, ¡óyeme! Desde tu rincón esquivo, ¡Mírame! Que no soy abismo en tu camino
y sólo ambiciono amarte.
No me largues de tu vida Que mi amor no acaba. Si aún está naciendo.
Pacoswaldo
|