Hay un celeste… vivo, prometedor
el derivado de azul vislumbra
en destellos llamativos de alcances
inéditos y predominantes.
Las longitudes son diminutas
en un celeste con avisos
de luces galantes, conquistadoras
e imperativas.
Hay un celeste…,
pero no cualquier celeste;
es su entorno atractivo
que silencia su exterior
y emite con sus adentros.
Recita su presencia
en una poesía sinérgica
de seductor acorde,
de rimas incitadoras,
de prosas cómplices.
Hay un celeste…
radiante opaca el sol
que indiferente le ayuda
a sostener su discurso
imponente e inevitable.
Naturaleza…
gracias por regalarme el cielo…
Alvaro Maestre
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