La nostalgia me oprime, en mi palpita y entrelaza los ecos del recuerdo, claudica mi desvelo entre las ruinas, soñé que regresaste a mi aposento. Bien recuerdo, guardé la esperanza, de que otra vez vendrá la primavera, se hechizó la pradera, el sol detuvo el paso, para verte llegar por mi ladera. Del árbol que marchito quedó cuando te fuiste, florecieron renuevos, las hojas muertas retoman su perfume, las aves vuelven a cantar en la cimera.
El verso que mataste aquella tarde que te fuiste llevando mi alegría, vuelve a la vida con luminiscencias para escribir como la vez primera, versos que van directo al corazón.
Ramiro Ponce P.
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