Ámame en ésta noche como nunca lo has hecho.
Lléname de tu alma en mis profundidades desconocidas.
Y no despertaré en dos mil siglos.
Para comenzar, dame un beso,
sólo uno,
y después aléjate un palmo de mí,
mostrandome el horizonte de tu mirada.
Vuelve despacio de nuevo,
con los ojos cerrados
intenta de nuevo besarme.
Acaríciame mientras el pelo,
suave, muy suave como tus besos.
Ésta vez, no te alejes de mi,
sigue besándome y baja un poco más la mano,
sí justo en mi pecho
ése que espera la miel de tu boca.
No pares, sigue y no pares
Hasta llegar a mi cintura.
Detente unos minutos y de nuevo sube esa mano
hasta el pelo, y ciérrame los ojos en el camino.
No quiero ver nada más,
solo sentir tu cuerpo
Y de nuevo me despertaré
en las profundidades
desconocidas por mí.