Cuenta Jorge Valdano que un amigo del escritor Eduardo Galeano estaba impartiendo una
conferencia en una universidad norteamericana terminada la exposición un estudiante preguntó
qué era la utopía.
El amigo de Galeano lo explicó con una metáfora:
La utopía es como el horizonte uno se acerca diez metros y él se aleja diez metros avanzamos
otros cien metros y él se aleja otros cien metros volvemos a caminar mil metros y el horizonte
siempre está a la misma distancia, ahora mil metros...
El estudiante dijo:
Entonces, la utopía no sirve para nada y el amigo de Galeano cerró la metáfora
¿Cómo no? sirve para caminar los sueños, las visiones, las fantasías, sirven para caminar
¿Hacia donde? si es rumbo al sueño mejor, pero si no lo esal menos nos moveremos
de nuestro sitio nuestra visión deberá incluso contar con eventualidades o descalabros.
Si llegan éstos serán también parte de nuestro sueño por lo tanto nos seguiremos moviendo
hacia nuestra meta hacia nuestra visión específica con visión periférica.
Pensar sentado es difícil, corriendo es todavía más difícil pero no tanto cuando se tiene una
visión por compañera.
Es difícil pensar y crear futuro sin una visión, sin una meta, sin un destino justificado a través
de los medios.
Cuando uno sube a un taxi y el taxista pregunta
¿a dónde le llevo?
Uno no puede simplemente decir:
no sé… usted conduzca y a ver que pasa.
Nadie encuentra el éxito sin sentir la pasión de crear futuro.
Se empieza con un viaje a la imaginación, con fantasía pura, construyendo el sueño y el anhelo
convertido en motivación, emoción y satisfacción.
Al inicio se trata de un paraíso lejano a falta de visión imaginada, a falta de destino final
nos dejaremos llevar por acontecimientos que ni siquiera se encontraban en nuestra mente.
Y tal vez sea muy factible que si no estamos preparados ese sueño desaparezca y caigamos.
El líder ve el final del camino, sabe perfectamente a donde va, evita que los
acontecimientos lo lleven,y al contrario, él mismo construye los acontecimientos
y prefiere su visión como transporte.
Visualiza el fin incluso antes de imaginar los medios, sin embargo éstos siempre deben
de ser justificados por sus principios y valores.
Es un templo sin ladrillos aún, pero completamente terminado el líder inicia su visión
como el niño que sueña con ser bombero o astronauta y tendrá que ser muy valiente,
ya que existirán malhechores que se burlen de sus horizontes. Por lo que se tendrá que enfrentar
al miedo de sentirse iluso, el miedo no habita en esa casa del líder. Si toca a la puerta
habrá que abrirle y despedirlo lo más pronto posible.
El niño fantasea y nadie lo tacha de soñador, al adulto sus fantasías le avergüenzan
de pronto y sin darnos cuenta, la vida nos va merendando hasta que nos pide que nos
rindamos ante ella. El líder requiere dosis altas de capacidad para soñar,
los detalles de su visión.
Cuando se visualizan los propios sueños y los vamos construyendo a placer, nos encontramos
en ese preciso momento construyéndonos a nosotros mismos, es ahí donde se inicia la magia...