DEBATE. El yoga en la cultura occidental
¿Yoga para vivir de espaldas al mundo?
EL EQUILIBRIO interior nos hace sensibles a los conflictos sociales y más eficaces al buscar su solución |
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CHEMA VÍLCHEZ - 27/02/2006
El yoga, a pesar de ser un conjunto de técnicas psico-físicas cuyos orígenes se remontan a más de cuatro mil años de antigüedad, empezó a difundirse en nuestro país tan sólo hace unos decenios. Con anterioridad eminentes psicólogos y filósofos habían destacado las beneficiosas aportaciones que el yoga ofrecía, pero fue a finales de los años sesenta cuando una avanzadilla de intelectuales inquietos, hippies trotamundos y jóvenes influenciados por las tendencias artísticas y musicales de la época descubrieron en las filosofías orientales respuestas a interrogantes que parecían escapar a la visión del mundo que los movimientos sociales, filosóficos y políticos predominantes proponían.
Los primeros en adoptar estas corrientes fueron un importante número de artistas, muchos de ellos auténticos fenómenos de masas que transmitieron una visión pobre, sesgada y superficial de lo que significaba el yoga, pero aun contribuyeron a su difusión. Y muchas personas lo adoptaron como terapia, como filosofía, como alternativa a la visión dogmática de las religiones, o simplemente como una moda exótica.
Pero, realmente, el yoga representa un camino de autoconocimiento, una forma de conectar con lo esencial de nosotros mismos y de escapar de la mecanicidad y de la acción inconsciente que, por lo general, gobierna nuestros pensamientos y actos. Es una vía para introducir lucidez donde hay confusión, y paz mental ante el desasosiego y la crispación, permitiéndonos ver con claridad el origen de nuestros miedos y comprender el sentido de nuestros deseos y anhelos.
A menudo el yoga se ha interpretado erróneamente como una forma de individualización que lleva al hombre a permanecer ajeno de la realidad que le circunda. Nada más lejos de la verdad. Pareciera que, al elevarnos en lo espiritual y acceder a estados de consciencia más profundos, nos tuviésemos que olvidar para siempre del mundo y de sus problemas. Esto no debería ser así. Es evidente que quien se detiene durante unos instantes al día para ser dueño de sus propios pensamientos y testigo de sus procesos mentales necesita un espacio físico y mental aparte, un recogimiento en soledad que le permita encontrarse consigo mismo. Pero tal actitud no significa enclaustrarse en una burbuja justificándose en que la realidad es un mero sueño, una interpretación errónea de la mente. Una cosa es que los avatares y circunstancias que escapan a nuestro control no se conviertan en algo que determine nuestras vidas, y otra muy diferente es vivir de espaldas al mundo. Todos los grandes maestros espirituales han removido no sólo las conciencias, sino también con ellas los pilares donde se asientan las más variadas formas de injusticia: la pobreza, la violencia, la desigualdad. Dentro del yoga late un profundo contenido social, un incuestionable amor por la naturaleza y por todas las formas de vida. La búsqueda de la armonía del ser humano con el medio ambiente forma parte inseparable de la filosofía yóguica.
Yoga social significa, ante todo, saber quiénes somos, superar nuestros conflictos, miedos, automatismos, comprender el verdadero significado de la vida. Desde este conocimiento profundo vendrá, de manera natural, un encuentro con el equilibrio interior y un estado de lucidez que nos hará sensibles a los conflictos de la sociedad y más eficaces en la búsqueda de soluciones. El mundo que nos rodea es nuestra segunda piel.
No puede haber una auténtica felicidad y paz interior si la persona en su vida diaria no pone parte de su energía en resolver los problemas y conflictos del mundo. Por otro lado, qué mejor ayuda que quien se convierte en fuente de amor, generosidad y sabiduría para todos aquellos que le rodean. El yoga social es un camino hacia la fraternidad, y la sociedad fraterna, la alternativa más inteligente al mundo convulso en que vivimos.
CHEMA VÍLCHEZ, músico y profesor de yoga. Fundador del colectivo Cultura Global