La vida
La vida es maravillosa por sí misma,
simplemente porque permite sentir el dolor
que causa una espina o porque permite
que se llore por cosas importantes
y las que no lo son.
No importan a fin de cuentas los sufrimientos
ni del alma ni de los otros;
no cuentan en el balance las frustraciones o los desengaños,
las mentiras escuchadas, las verdades a medias
ni tampoco las traiciones.
No interesa nada de eso cuando se piensa en lo que la vida es.
El sol, cíclicamente, siempre vuelve a brillar,
a calentar o a entibiar nuestros alicaídos ánimos.
Si por sufrir pensamos que algo no vale la pena,
es que hemos perdido perspectiva.
El sufrimiento ha de ser un estímulo y no un obstáculo a superar.
Las contrariedades, las bofetadas que recibimos,
los desdenes, las penurias no deben amilanarnos
Depende de mí, depende de ti, depende de nosotros.
Depende cómo te sientas frente a la vida,
si tienes el coraje suficiente como para poder sobreponerte
y no dejarte caer.
No eres una pelota que rueda por empujones y patadas
y se detiene por inercia.
Eres una persona.
Y eso jamás debes olvidarlo.
Ser persona es difícil,
porque no consiste en ser un individuo que respira,
trabaja, ríe, llora, se alimenta.
Ser persona es atreverse a ser mejor cada día.
Ser persona es esforzarse por atrapar el tiempo y aprovecharlo,
no desperdiciándolo en espera de cosas,
sino salir en su búsqueda e intentar alcanzar lo que se desea.
Ser persona implica compromisos
y obligaciones para con uno mismo
y para con los demás.
Y esos compromisos y esas obligaciones van construyendo
la esencia de uno y así nos vamos moldeando.
Por eso, siempre vale la pena sufrir, llorar,
levantar la cabeza
y mantener la mirada en alto,
reconocer errores y pedir disculpas,
recordar retazos amargos del pasado, recordar instantes felices,
porque el sufrimiento en algún momento cesa,
las lágrimas pueden regar el suelo
y hacer que florezca otro ser,
tener en alto la cabeza permite ver a nuestro alrededor,
al reconocer yerros sabemos que somos falibles,
y recordar tiempos idos permite saber que no se ha vivido en vano. La vida es un constante desafío al que intento hacer honor.
¿Puedes decir lo mismo?
ESKARLATA
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