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MEDITATION: HISTORIA DE LA VACA
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De: ESKARLATA (Mensaje original) |
Enviado: 24/06/2009 09:42 |
Historia de la vaca
La historia cuenta que un viejo maestro deseaba enseñar a uno de sus discípulos por qué muchas personas viven atadas a una vida de mediocridad y no logran superar los obstáculos que les impiden triunfar. No obstante, para el maestro, la lección más importante que el joven discípulo podía aprender era observar lo que sucede cuando finalmente nos liberamos de aquellas ataduras y comenzamos a utilizar nuestro verdadero potencial. Para impartir una lección al joven aprendiz, aquella tarde el maestro había decidido visitar con él los lugares más pobres y desolados de aquella provincia. Después de caminar un largo rato encontraron la que consideraron la más humilde de todas las viviendas. Aquella casucha a medio derrumbarse, que se encontraba en la parte más distante de aquel caserío debía ser –sin duda- alguna de las más pobre de todas. Sus paredes milagrosamente se mantenían en pie, aunque amenazaban con derribarse en cualquier momento; el improvisado techo dejaba filtrar el agua, y la basura y los desperdicios que se acumulaban a su alrededor daban un aspecto decrépito a la vivienda. Sin embargo, lo más sorprendente de todo era que en aquella casucha de 10 metros cuadrados pudiesen vivir ocho personas. El padre, la madre, cuatro hijos y dos abuelos se las arreglaban para acomodarse en aquel lugar. Sus viejas vestiduras y sus cuerpos sucios y malolientes eran prueba del estado de profunda miseria reinante. Curiosamente, en medio de ese estado de escasez y pobreza total, esta familia contaba con una posesión poco común en tales circunstancias; una vaca. Una flacuchenta vaca que con la escasa leche que producía, proveía a aquella familia con el poco elemento de un valor nutricional. Pero más importante aún, esta vaca era la única posesión material de algún valor con que contaba aquella familia. Era lo único que los separaba de la miseria total. Y allí, en medio de la basura y el desorden, pasaron la noche el maestro y su novato discípulo. Al día siguiente muy temprano y sin despertar a nadie, los dos viajeros se dispusieron a continuar su camino. Salieron de la morada y antes de emprender la marcha, el anciano maestro le dijo a su discípulo: “Es hora de que aprendas la lección que has venido a aprender”. Sin que el joven pudiese hacer nada para evitarlo, el anciano sacó una daga que llevaba en su bolsa y degolló la pobre vaca que se encontraba atada a la puerta de la vivienda, ante los incrédulos ojos del joven. Maestro, dijo el joven: “¿Qué has hecho? ¿Qué lección es esta, que amerita dejar a esta familia en la ruina total? ¿Cómo has podido matar esta pobre vaca, que representaba lo único que poseía esta familia? Haciendo caso omiso a los interrogantes del joven, el anciano se dispuso a continuar la marcha, y maestro y discípulo partieron sin saber que suerte aquella familia ante la pérdida de su única posesión. Durante los siguientes días, una y otra vez, el joven era conformado por la nefasta idea, de que, sin la vaca, aquella familia seguramente moriría de hambre. Un año más tarde, los dos hombres decidieron regresar nuevamente por aquellos senderos a ver qué suerte había corrido aquella familia. Buscaron la humilde posada nuevamente, pero en su lugar encontraron una casa grande. Era obvio que la muerte de la vaca había sido un golpe demasiado fuerte para aquella familia, quienes seguramente habían tenido que abandonar aquel lugar y ahora, una nueva familia, con mayores posesiones, se había adueñado de aquel lugar, y había construido una mejor vivienda. ¿Adónde habrían ido a parar aquel hombre y sus hijos? ¿Qué habría sucedido con ellos? Todo esto pasaba por la mente del joven discípulo mientras que, vacilante, se, debatía entre tocar a la puerta y averiguar por la suerte de los antiguos moradores o continuar el viaje y evitar confirmar sus peores sospechas. Cual sería su sorpresa cuando del interior de aquella casa salió el hombre que un año atrás le diera morada en su vivienda. ¿Cómo es posible? preguntó el joven. Hace un año en nuestro breve paso por aquí, fuimos testigos en la profunda pobreza en que ustedes se encontraban. ¿Qué ocurrió durante este año para que todo esto cambiara? Ignorante del hecho de que el discípulo y su maestro habían sido los causantes de la muerte de su vaca el hombre relató como, coincidencialmente, el mismo día de su partida, algún maleante, envidioso de su vaca, había degollado salvajemente su animal. El hombre continuó relatándole a los dos viajeros como su primera reacción ante la muerte de la vaca había sido la desesperación y angustia. Por mucho tiempo, la vaca había su única fuente de sustento. El poseer esta vaca le había ganado el respeto de sus menos afortunados vecinos, quienes envidiaban no contar con tal preciado bien. Sin embargo, continuó el hombre, poco después de aquel trágico día, decidimos que a menos que hiciéramos algo, muy probablemente, nuestra propia supervivencia estaría en peligro. Así que decidimos limpiar algo el terreno de la parte de atrás de la casucha, conseguimos algunas semillas y decidimos sembrar vegetales y legumbres con los que pudiésemos alimentarnos. Después de algún tiempo comenzamos a vender algunos de los vegetales que sobraban y con este dinero compramos más semilla y comenzamos a vender nuestros vegetales en el puesto del mercado. Así pudimos tener dinero suficiente para comprar mejores vestimentas y arreglar nuestra casa. De esta manera, poco a poco, este año nos ha traído una nueva vida. El maestro, quien había permanecido en silencio, prestando atención al fascinante relato del hombre, llamó al joven a un lado y en voz baja le preguntó: ¿Tú crees que si esta familia aún tuviese la vaca, estaría donde ahora se encuentra? Seguramente no, respondió el joven. ¿Si ves? Su vaca, fuera de ser su única posesión, era también la cadena que los mantenía atados a una vida de mediocridad y miseria. Al no contar más con la falsa seguridad que les proveía el sentirse poseedores de algo, así no fuese más que una flacuchenta vaca, debieron tomar la decisión de buscar algo más. En otras palabras, la misma vaca que para sus vecinos era una bendición, les había dado la sensación de poseer algo de valor y no estar en la miseria total, cuando en realidad estaban viviendo en medio de la miseria. Así es cuando tienes poco. Lo poco que tienes se convierte en un castigo, ya que no te permite buscar más. No eres feliz con ello, pero no eres totalmente miserable. Estas frustrado con la vida que llevas, más no lo suficiente como para querer cambiarla. ¿Ves lo trágico de esta situación? Cuando tienes un trabajo que odias, que no suple tus necesidades económicas mínimas y no te trae absolutamente ninguna satisfacción, es fácil tomar la decisión de dejarlo y buscar uno mejor. NO obstante, cuando tienes un trabajo del cual no gustas, que suple tus necesidades básicas pero no te ofrece la oportunidad de progresar; que te ofrece cierta comodidad pero no la calidad de vida que verdaderamente deseas para ti y tu familia, es fácil conformarte con lo poco que tienes. Muchos de nosotros también tenemos vacas en nuestra vida, ideas, excusas y justificaciones que nos mantienen atados a la mediocridad, dándonos un falso sentido de estar bien cuando frente a nosotros se encuentra un mundo de oportunidades por descubrir. Oportunidades que sólo podremos apreciar una vez hayamos matado nuestras vacas.
ESKARLATA
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From: Gartar1 |
Sent: 12/06/2006 18:02 |
Y dale con matar a la vaca!.Pero que culpa tenia la pobre vaca.Si uno es feliz con su pobre vaca,pero estas todo el dia fiesta ¿para que cambiar?.Aqui les matan la vaca y compran semillas y se ponen a trabajar y ganan mas dinero.Eso ya lo sabemos todos.Pero hay veces que estamos atados a la vaca por que queremos.Yo mismo,tengo un trabajillo normal,con un sueldo pequeño,pero que me da para pagar la hipoteca y tomarme unas cervezas el sabado,y esa es mi vaca.Si yo quisiera trabajar mas y ganar mas dinero,ya lo haria,pero disfrutaria menos de la vida.A fin de cuentas los de la vaca no daban ni palo al agua.Serian pobres pero vivirian felices estando fiesta.Ahora tienen dinero por que trabajan mas,pero eso tambien es normal,hay que trabajar para tener unas cosillas en la vida,pero trabajar demasiado tambien es malo.Es malo desear tener cosas que no nos hacen falta y por las que tenemos que trabajar mucho.Asi que saludos y no mateis a las vacas. |
Ja ja ja
De veras crees que estaban todo el dia de fiesta y que eran felices????
Yo creo que se trata como en todo de "encontrar el equilibrio"... ni matarte a trabajar para cobrar mas y no disfrutar de la vida ni dedicarte a verlas venir, esta claro que hay que trabajar para vivir y no vivir para trabajar.
Pero no me digas amigo Gartar que no te gustaría mas trabajar dónde estas pero sin cambiar de turno todas las semanas volviendo loco tu ciclo de sueño y privandote de hacer algo fijo porque dependes de esos cambios...
Yo sigo apostando por buscar el equilibrio y cierto es que hay mucha gente adaptada a lo cree que tiene sin siquiera pensar que quizá pudiera estar mucho mejor... este escrito va para esa gente.
Para la gente que es feliz con su única vaca... UN SALUDO.
ESKARLATA |
From: Gartar1 |
Sent: 12/06/2006 20:51 |
Pues si es por pedir.... la verdad es que cada semana un turno distinto si que me mata.Pero lo malo de empezar a pedir es que luego tampoco te conformas con lo que nuevamente tienes y asi podemos estar matando vacas hasta que no quede ni una jejeje.Yo prefiero quedarme como estoy(virgencita,virgencita que me quede como estoy)por que en esta vida ,la gente normal si cambiamos siempre es a peor jajaja.Habia una cancion que decia...:hoy sonrie,que mañana sera peor.Asi que yo a gusto mataria la vaca e intentaria cambiar de vida,pero seguro que tendria.....otra vaca Asi que lo dicho,el que pueda que cambie de vaca,pero de todas formas con la vaca que tenemos,si no nos da muchos problemas mejor no cambiar. | | |
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