¡Perdónate!
Tal vez algún error pasado no te deje en paz por momentos, tal vez alguna falta cometida haya sido motivo suficiente para que te impongas un castigo por el solo proceso conciente de saber que has cometido un error. Pero siempre hay una oportunidad de cambiar, corregir y mejorar. Solo piensa en cómo enmendarlo, en cómo modificar una situación pasada.
Pídele a Dios el sano consejo para corregir una situación.
Dile que ya no quieres seguir con un sentimiento que se arrastra dentro de ti silenciosamente y te hace cada día más presa de sus tormentos.
Decídete a perdonar y a perdonarte, de esa forma encontrarás el recto camino a la liberación del alma y la felicidad entrará por tu puerta como un pájaro en un día soleado.
¡Renuévate!
No guardes cosas viejas si no las vas a usar nunca.
Haz un regalo a alguien que le gusten esas cosas, o véndelas y cómprate algo mejor y si no sirven, tíralas, porque de nada sirve quedarse atrapado en objetos del ayer.
Tu mayor tesoro es el buen recuerdo, eso nadie te lo podrá quitar, ni se podrá oxidar.
Esa es la joya de tu alma, la luz que te hace cada día mejorar desde la experiencia y la plenitud de saber que bien has vivido la vida.
Y no te olvides de sonreírle a la imagen del espejo, porque de tal manera aprenderás a desplegar el buen humor, las buenas formas y la simpatía.
Después de todo el sujeto que llevas dentro de vez en cuando necesita de tu sonrisa y saber que desde tu conciencia irradias una buena onda hacia afuera tanto como la que envías a tu alma. Y así cuando pase el tiempo verás que todo es un continuo movimiento y un eterno retorno siempre desde una dimensión superior.
¡Siempre mejorando y liberándote! |