¡¡Nunca renuncies a tus sueños!!
Sin sueños, las pérdidas se tornan insoportables, las piedras del camino se convierten en montañas, los fracasos se transforman en golpes fatales y los desafíos en fuentes de miedo. Pero si tienes grandes sueños… tus errores producirán crecimiento, tus desafíos oportunidades, tus miedos producirán coraje"
Este tesoro de sabiduria lo comparto con ustedes. para que todos juntos aprendamos a no renunciar jamás a los sueños diurnos a pesar de los pesares porque son "la brújula que nos marca el camino a seguir y las metas que queremos alcanzar. Nos impulsan, nos fortalecen y nos permiten crecer".
Los sueños fortalecen las emociones, les dan armas a los débiles para que escriban su propia historia, renuevan las fuerzas de los impacientes, reaniman a los deprimidos, convierten a los inseguros en personas de especial valor.
Disciplina e inspiración son dos ingredientes fundamentales para concretar metas ya que sin disciplina, los sueños producen personas frustradas y con disciplina pero sin inspiración, producen siervos, personas autómatas que sólo obedecen órdenes.
Los sueños son como el viento: los sientes, pero no sabes de dónde vienen ni adónde van. Inspiran al poeta, alientan al escritor, apasionan al estudiante, abren la inteligencia al científico, dan osadía al lider. Nacen como flores en los campos de la inteligencia y crecen en los valles secretos de la mente humana, un lugar que pocos exploran y comprenden.
Hay dos tipos de sueños: En primer lugar los sueños que se producen cuando dormimos. En segundo lugar, los sueños que producimos cuando estamos despiertos, viviendo las batallas de la existencia, sintiendo la vida que palpita en nuestra cotidianidad.
Los sueños diurnos. El sueño que producimos cuando lloramos, jugamos, cantamos, hablamos, callamos. El sueño que bulle cuando nace un hijo, cuando encontramos un amigo, obtenemos aplausos o abucheos. El sueño que surge cuando se extingue la vida, se disipa la alegría, parte la esperanza..
Un día, un niño se paró ante un pensador y le preguntó:
-¿De qué tamaño es el universo?
Mientras le acariciaba la cabeza, el hombre miró hacia el infinito y le respondió:
-El universo tiene el tamaño de tu mundo.
Perturbado, el niño indagó otra vez:
-¿Y de qué tamaño es mi mundo?
Y el pensador respondió:
-Tiene el tamaño de tus sueños.
Si tus sueños son pequeños, tu visión será pequeña, tus metas limitadas, tus blancos serán diminutos, tu camino será estrecho, tu capacidad de soportar las tormentas será endeble. Shakespeare dijo que "cuando se divisan nubes, los sabios visten sus mantos". ¡Si! La vida tiene inevitables tempestades. Cuando sobrevienen, los sabios preparan sus mantos invisibles: protegen su emoción usando su inteligencia como paredes y sus sueños como techo. La presencia de los sueños convierte a los desdichados en reyes, y la ausencia de sueños transforma a los millonarios en mendigos. La presencia de los sueños hace jóvenes a los viejos, y la ausencia de sueños hace viejos a los jóvenes. Los sueños dan salud a la emoción, equipan a los frágiles para que sean autores de su historia, renuevan las fuerzas del ansioso, animan a los deprimidos, transforman a los inseguros en seres humanos de especial valor. Los sueños hacen que los tímidos tengan arrebatos de osadía y que los derrotados sean constructores de oportunidades. Si tuvieras que renunciar a algunos sueños, cámbialos por otros, pues la vida sin sueños es un río sin cabecera, una playa sin olas, una mañana sin rocío, una flor sin perfume. Sin sueños, los ricos se deprimen, los famosos se aburren, los intelectuales se vuelven estériles, los libres se tornan esclavos, y los fuertes, tímidos. Sin sueños se desvanece la valentía, se agota la inventiva, la sonrisa se convierte en una máscara, la emoción envejece. Libera tu creatividad. Sueña con las estrellas para poder pisar la luna. Sueña con la luna para poder pisar las montañas. Sueña con las montañas para pisar sin miedo los valles de tus pérdidas y frustraciones. A pesar de nuestros defectos, necesitamos tomar conciencia de que somos perlas únicas en el teatro de la vida y entender que no hay personas de éxito ni personas fracasadas. Sólo hay personas que luchan por sus sueños y otras que renuncian a ellos. Por eso….
¡NUNCA RENUNCIES A TUS SUEÑOS!
"El primer gran soñador fue Jesucristo. Su libertad, serenidad y capacidad de formar pensadores mientras tenía todos los motivos para sumirse en la depresión me cautivaron profundamente. Fue un gran vendedor de sueños en la capacidad de amar de manera incondicional, de colocarse en el lugar de los otros. Jesucristo invirtió su inteligencia en personas muy complicadas, para demostrar que todo ser humano es digno de esperanza. El mayor vendedor de sueños fue el mayor educador y el mayor psicoterapeuta de todos los tiempos".
La vida sin sueños es como un cielo sin estrellas.
ESKARLATA