Imaginaba que vivía en una cabaña en el bosque,
donde habían pajaritos de colores, azul, rosa, amarillos, rojos, verdes y naranjas.
Imaginaba que habían conejitos de suave pelo, blancos y grises.
Imaginaba que las arañas fabricaban hilos dorados, con los que luego yo cosía mi ropa.
Imaginaba que debajo de las setas rojas con topos blancos, vivían duendes, gnomos y otras criaturas diminutas.
Imaginaba que en mi cabaña siempre estaba encendida la hoguera y que así fabricaba nubes cuando salían por mi chimenea.
Imaginaba que me rodeaba un prado verde, lleno de flores silvestres de todos los colores.
Imaginaba que las nubes eran de algodón y que podía subirme a ellas para viajar a otros lugares.
Imaginaba que todo el mundo vivía así.
Imaginaba que iba a buscar el agua al río y que los peces sacaban la cabeza para sonreírme.
Imaginaba que los ciervos dormían en la puerta de casa.
Imaginaba que las ardillas me traían nueces.
Me imaginaba que libraba a los árboles cuando recogía sus frutos.
Me imaginaba que todo el mundo era feliz como yo.
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