Imaginemos que vamos de campamento y encendemos una fogata para toda la noche.
Aunque hayamos escogido un buen lugar,
apartado del fuerte viento y protegido de la lluvia, por sí sola no va a durar prendida.
Si queremos que dure necesitaremos estar al pendiente, agregando leña o carbón para que se alimente.
El amor es también una llama.
Aunque lo hayamos encendido con una excelente pareja que nos corresponda,
debemos estar muy pendientes para que dure y agregar leña para que se mantenga vivo.
Por sí solo se extinguirá en poco tiempo.