La vida no se mide... se mide...
La vida no se mide por el numero de amigos que tienes.
Ni por como te aceptan los otros o los demás.
No se mide según los planes que tienes para el fin de semana ni porque te quedas en casa sólo.
No se mide según con quien sales, con quien solías salir, ni por el numero de personas con quienes has salido, ni por si no has salido nunca con nadie.
No se mide por la persona que has besado.
No se mide por el sexo.
No se mide por la fama de tu familia ni por el dinero que tiene tu familia.
Ni por la marca de coche que manejas.
Ni por la escuela, Instituto o Universidad a que asistes o has asistido.
No se mide ni por lo guapo ni por lo bella ni por lo feo que eres.
Ni por la marca de ropa que llevas, ni por los zapatos o zapatillas ni por el tipo de música que te gusta.
No importa si tienes el pelo rubio, rojo, negro o castaño.
Si tu tez es demasiado blanca o demasiado morena.
No se mide por las notas que recibes, ni por lo inteligente que eres, ni por lo inteligente que los otros piensan que eres, ni por lo inteligente que dicen los exámenes estandarizados que eres.
No se mide por las organizaciones sociales de que eres socio ni por lo bueno que eres en "tu" deporte.
No se mide por la manera en que te representas en una hoja de papel ni por quien te acepta a través de "tu escrito".
La vida simplemente no es nada de eso. PERO LA VIDA SI SE MIDE SEGUN QUIEN AMAS Y SEGÚN A QUIEN DAÑAS.
Se mide según la felicidad o la tristeza que proporcionas a otros.
Se mide por los compromisos que cumples y las confianzas que traicionas.
Se trata de la amistad, la cual puede usarse como algo sagrado o como una arma.
Se trata de lo que dice y lo que quieres decir, sea dañino o beneficioso.
Se trata de murmurar y de contribuir a los pequeños chismes.
Se trata de los juicios que formulas y por que los formulas. Y a quien se los comentas.
Se trata de a quien no le haces caso o ignoras... adrede y a pleno propósito. Se trata de los celos, de la envidia, del miedo, de la ignorancia y de la venganza.
Se trata del odio que llevas adentro, de como lo cultivas y de como lo
riegas.
Pero por la mayor parte se trata de si usas la vida tuya para tocar o envenenar el corazón de otros, de una manera que habría sido imposible que se ocurriese por otra manera.
Tú y solo tú escoges la manera en que vas a afectar el corazón de otros... y esas decisiones son de lo que se trata la vida.