Pero además la correspondencia constituye una pieza esencial para juzgar las tensiones entre las dos máximas y divergentes figuras del psicoanálisis. Se trata de 87 cartas inéditas -56 manuscritas, 31 mecanografiadas- que la casa Sothebys de Londres espera vender por no menos de cinco millones de pesetas.Muchas de las cartas de Jung enviadas a la doctora húngara Jacobi pretendían aclarar conceptos de su pensamiento con destino al libro La psicología de, C. G. Jung que Jacobi preparaba en esos años. De hecho, Jung tuvo siempre más éxito que Freud con los colegas de sexo femenino, autoras, varias de ellas, de libros sobre el maestro.
Después de años de mantener una estrecha amistad y colaboración, la ruptura entre Sigmund Freud y su discípulo y heredero, Carl Gustav Jung -20 años más joven que el psicoanalista vienés- se acabó casi violentamente al filo del inicio de la Primera Guerra Mundial. Jung, que había sido la esperanza de Freud, no sólo por su talento sino por tratarse de un cualificado médico no judío, empezó a sentirse cada vez más incómodo con la sistematización y el dogmatismo del corpus doctrinario de Freud. Al tiempo que aumentaba su fascinación por asuntos tan heterodoxos como la parapsicología, numerología o la sincronicidad.
Una de sus cartas a la doctora Jacobi resume las diferencias entre ambas actitudes con un crudo tono casi despectivo: "Freud tiene una doctrina. Yo no la tengo, me limito a describir los hechos. No intento teorizar a propósito de la neurosis, me limito a describir lo que ocurre en las personas neuróticas; no tengo una teoría de los sueños, sólo describo mi método y los resultados que obtengo con él... No uso la asociación libre en el análisis de los sueños, procedo de una manera circular como lo hace el Talmud, cada sueño tiene su propio significado..."
Jung aportó al psicoanálisis la teoría de los arquetipos y del inconsciente colectivo y jamás compartió la profunda aversión de Freud hacia la religión. Sí coincidieron ambos en percibir el peligro del ascendente nazismo en Alemania. En una de las cartas que serán subastadas por Sothebys, fechada en 1933, Jung dice: "estamos asistiendo a una escalada sin precedentes del puer eternus (es decir el eterno niño, arquetipo jungiano referido en este caso a Adolf Hitler), cuyas consecuencias son impredecibles". Y añade: "sus opiniones en política exterior serían cómicas si no provocaran un entusiasmo tan peligroso".