LAS 15 LEYES NATURALES PARA VIVIR EN ARMONIA

 

Cuando iniciamos un camino espiritual o la búsqueda de una manera más armónica de vivir, nos encontramos con una serie de máximas que, de ser quebrantadas, volverán en nuestra contra la energía que hemos destinado a la realización de tales objetivos. Se trata de leyes que rigen el Universo y, por lo tanto, a nosotros mismos.

Las leyes humanas son aplicadas por los hombres de acuerdo con su propio criterio, que es imperfecto y susceptible de error.

En cambio las Leyes Divinas son perfectas y responden a nuestros actos y a nuestra forma de conducirnos.

Todo lo bueno que recibimos como respuesta por haber obrado según leyes Divinas, nos fortalece y nos da impulso. Por el contrario ir contra las leyes siempre traerá consigo sufrimiento y malestar. Conocer la vida y las Leyes que la rigen implica conocerse a sí mismo para, de esta manera, comprender a los demás.

En estos apuntes le proponemos descubrir cuáles son y cómo influyen en el mundo estos quince preceptos básicos.

1 LA LEY DIVINA DEL AMOR

Esta es la Ley principal, pues de ella derivan todas las demás. El amor es la fuerza creadora y la que nos lleva a unificarnos con los demás seres humanos. Muchas veces pensamos que es un sentimiento de atracción que se produce entre dos seres, pero este hecho es solo una expresión más de la ley.

El amor nos circunda y nos penetra constantemente, nos capacita también para amar a quienes nos rodean y, en consecuencia, nos ayuda a comprender sus actos sin juzgarlos. El amor es la fuerza que nos permite sobrellevar las duras pruebas de la vida sin que estas nos abatan ni destruyan.

2 LA LEY DEL MOVIMIENTO

Todo en la Creación ha sido generado a partir del movimiento. La inactividad es contraria al Orden Divino. Si hacemos memoria, podremos reconocer los momentos de inmovilización como indicadores de experiencias negativas. A menudo en tiempos de confusión, aparece la autoinmovilización que nos impide salir adelante con nuestra fuerza interior. Por este motivo, es importante mantenernos siempre activos: mientras estemos en movimiento estamos creando.

3 LA LEY DE EVOLUCION Y PROGRESO

Toda la Creación está en un constante proceso de evolución, pues nada permanece estático. Nuestra alma persigue el fin de alcanzar la Perfección. Y aunque nuestra mente intelectual se niegue a reconocerlo, sabemos dentro nuestro que debemos progresar y escalar peldaños evolutivos para acercarnos cada vez más a planos más sutiles y menos densos que el terrestre, donde acontece tanto sufrimiento. Muchas veces este progreso será doloroso y las experiencias que traerá consigo no terminaremos de entenderlas; sin embargo, debemos saber que todo ocurre para nuestro bien espiritual.

4 LA LEY DE LA FINALIDAD

Como pudimos ver en la Ley de Evolución, nuestra alma tiene como meta alcanzar un sentido metafísico, que trascienda la realidad ordinaria. A través de las experiencias que tengan lugar en esta encarnación podremos alcanzar estadios más elevados de conciencia. Conociendo esta ley ya no podremos pensar que todo en la vida y en la naturaleza ocurre como un capricho sin sentido, sino que responde a una Ley Divina: la consecución de un objetivo de índole trascendental.

5 LA LEY DE LOS CICLOS

Todo en el Universo evoluciona por ciclos. Esto implica una trayectoria en el tiempo y el espacio, al final de la cual, los seres se encontrarán en un grado más alto de evolución. Cada vez que un ciclo termina, se ha cumplido con una transformación. Podemos ver la expresión de esta Ley en los períodos de nacimiento, crecimiento, madurez y muerte humanos o en la evolución de una semilla que se transformará en planta y que, cuando se extinga, dispersará nuevas semillas que darán lugar a nuevas plantas, y así sucesivamente.

6 LA LEY DE JERARQUIA

Según esta Ley, todo ser o ente está subordinado a aquello que le es superior en grado evolutivo y tiene poder y mando sobre lo que es inferior. Aunque esta ley ha dado lugar a muchas interpretaciones erróneas, su verdadero sentido es aquel que establece una jerarquía espiritual entre los seres.

Entendida de este modo, la Ley de Jerarquía nos impone el deber y la responsabilidad de ayudar al progreso de aquellos cuyo grado de evolución espiritual es inferior al nuestro, lo que en modo alguno legitima nuestro derecho a decidir sobre su destino sino que, por el contrario, nos obliga a protegerlos y a velar por su libertad.

7 LA LEY DE ARMONIA

En esta Ley se resume el secreto de la felicidad. El logro de un sitio armónico, donde los recelos, los odios y las intrigas no encuentren eco, es la condición fundamental para

que los males que aquejan al mundo sean eliminados. Este precepto habla de buscar la paz en todo momento, no solo en el hogar, entre los familiares, sino también en la vida cotidiana y en los lugares públicos. Si la Ley de Armonía se cumpliera, las guerras se transformarían en una anécdota difícil de creer.

8 LA LEY DE ADAPTACION

Todos los seres vivos adaptamos nuestra forma de vida al ambiente que nos rodea, con el doble propósito de no sentirnos fuera del lugar y aprovechar al máximo los beneficios que podemos extraer de él. La adaptación es imprescindible para todos los habitantes del planeta y contribuye, en una importante medida, a romper el aislamiento y las actitudes en las que el ego individual esté presente.

9 LA LEY DE SELECCION

Según esta Ley Natural, en el proceso de adaptación al medio natural, sobreviven únicamente quienes son más sanos, más fuertes y más inteligentes. Esto ocurre para que el proceso evolutivo esté ordenado con un sentido de progreso y posibilidad. De otra manera, podría haber retrasos en el desarrollo de la humanidad en particular y del proceso de la naturaleza en toda su dimensión.

10 LA LEY DE HERENCIA

Todos heredamos los rasgos físicos o psíquicos de nuestros progenitores. Esta Ley permite que las anteriores cobren forma, pues lo que se ha adaptado y luego ha sido seleccionado por sus buenas cualidades, permanecerá entre nosotros por generaciones. Pero hay que tener en cuenta que no solamente sobrevivirá aquello beneficioso o inofensivo, sino también todo lo malo que retrasa el progreso, por lo que el esfuerzo por desechar lo negativo debe ser muy grande.

LA LEY DE ANALOGIA

Esta Ley está contenida en el axioma hermético: "Como es arriba es abajo" y también en la plegaria, "así el la tierra como en el cielo". Esto quiere decir que las Leyes naturales rigen en todos los aspectos de esta vida terrestre y en todos los planos de existencia. Cada vez que un proceso tiene lugar podemos ver como el método de la creación es similar a cualquiera de los que suceden segundo a segundo en la naturaleza, aunque se trate de un invento mecánico o industrial.

12 LA LEY DE LOS CONTRARIOS

Para que algo tome consciencia de sí, en primer lugar debe ser comparado con su opuesto. Gráficamente, esta ley indica que -por ejemplo- para saber que un sitio es oscuro, debemos compararlo con uno que sea claro. Para reconocer las sombras, debemos ver la luz. Los orientales basan en esto la filosofía taoísta: el yin y el yang. Aplicada a nuestra vida cotidiana este precepto se traduciría de la siguiente manera:

aunque no es posible eliminar lo negativo, es nuestro deber equilibrarlo con actitudes positivas.

13 LA LEY DE CAUSA Y EFECTO

Todo acto o fenómeno tiene una causa generadora que, a su vez, produce un efecto. Esta ley es llamada en física "Acción y Reacción". Todos somos responsables de nuestros actos y de las consecuencias que ellos involucran. Con esta Ley puede explicarse los sufrimientos y las recompensas, no sólo como secuelas de actos efectuados en esta vida, sino también en otras anteriores.

14 LA LEY DE UTILIDAD

Todo en la creación responde a una necesidad o utilidad dentro del sistema. Sabemos que, con el correr de los milenios el cuerpo de los seres humanos, ha variado en sus proporciones: su tamaño es actualmente más pequeño, es menor la capa capilar, las orejas son más chicas, etc. Esto se debe a que ya no hay razón para que fueran más grandes o, en el caso de otros órganos, para que siguieran existiendo. La naturaleza es sabia respecto de la conservación de su equilibrio biológico y decanta aquello que ya no sirve.

15 LA LEY DE DESIGUALDAD

El movimiento tiene por único origen una desigualdad. Quienes tengan conocimiento de electricidad, sabrán que para que la corriente circule por una pila, por ejemplo, es necesario que se produzca una diferencia de tensión: a partir de esta desigualdad los electrones comenzarán a circular. Cada vez que una desigualdad tiene lugar, se genera algún tipo de movimiento, y este da origen a una nueva creación.

CONCLUSION

A pesar de que muchas veces podemos sentirnos muy lejos de Dios y suponer que no estamos subordinados a ninguna Ley Cósmica, podemos observar a diario la perfección de todo lo que nos rodea. Para que los ciclos naturales sean tan perfectos y nada escapa al Plan Universal Divino se requieren orden y leyes inquebrantables.

Nosotros mismos tenemos incorporados esos ciclos y renegar de ellos significaría, literalmente, morir.

Para que las Leyes Naturales sean parte de nuestra vida debemos examinar diariamente los actos, pensamientos y sentimientos propios, observando si estos se compatibilizan o no con las leyes enunciadas.