VIVIR EL PRESENTE

Hacer el propio camino es vivir de lleno. Descubrir el propio carácter, conocer las preferencias personales, moldear a voluntad la mezcla y hacerse cargo conscientemente de lo que uno es, con realismo y humildad, pero también con confianza y alegría, es la manera de realzar el don de la vida en el carisma individual que constituye la persona.
Para ello hay que examinar el pasado, evaluarlo, apreciar debidamente lo mucho bueno recibido y descartar valientemente lo que ya no encaja en lo que de veras somos y queremos ser.
También hay que visualizar el futuro, para aprovecharse de sus retos y liberarse de sus excesivas y abrumadoras expectativas.
Y, sobre todo, hay que aprender a vivir el presente con alegre entrega, con los sentimientos abiertos y los sentidos alerta, para gozar de la vida a cada momento, en consagración entera de gratitud y servicio.