Página principal  |  Contacto  

Correo electrónico:

Contraseña:

Registrarse ahora!

¿Has olvidado tu contraseña?

AMNESIA la burbuja de ESKARLATA
 
Novedades
  Únete ahora
  Panel de mensajes 
  Galería de imágenes 
 Archivos y documentos 
 Encuestas y Test 
  Lista de Participantes
 DEBATE 
 
 
  Herramientas
 
General: VIVIR ES SER TU MISMO
Elegir otro panel de mensajes
Tema anterior  Tema siguiente
Respuesta  Mensaje 1 de 3 en el tema 
De: marieclipse  (Mensaje original) Enviado: 11/07/2010 22:52

El que está quieto, perece.

La vida es constante movimiento.

Estar quieto es bajarse de la vida y el que se baja de la vida está muerto.

Estar muerto en vida es peor que haber vivido y estar muerto.

El muerto en vida ya no siente, tan solo se defiende.

Se defiende de los demás. Todos parecen querer atacar su territorio, así es como él lo percibe.

Está tan pendiente de los demás, que se ha olvidado de sí mismo y por eso su vida está muerta.

El muerto en vida ya no es, sólo tiene, sólo posee. Sin sus posesiones no es nadie porque al no ser, nada es.

Y por eso no se reconoce, no tiene identidad propia, y la presencia de alguien que es por sí mismo, es el espejo de su propia ausencia.

Entonces, ¿cómo podría un muerto en vida volver a estar vivo?

No engañándose, viéndose cómo está siendo, alguien que no es. Aceptar la dura realidad de que sin lo que posee no es nadie, no es nada.

Y preguntarse, ¿es que no hay nada en mi interior? ¿qué poseo dentro que estoy buscando fuera? Y tomar ánimo. Si me he permitido no ser nadie, es que puedo ser alguien. Desde el lugar en el que estoy -no ser nadie-, sólo puedo caminar hacia arriba, hacia ser alguien.

Entonces, ¿quién soy? Por fin una pregunta hacia adentro, una inquietud sobre mi identidad abre el camino de encontrar alguna respuesta.

Ya no miro hacia afuera, estoy mirando hacia adentro.

Mirar es tratar de ver pero ¿qué más me hace falta? Escuchar, escucharme a mí mismo, sentirme por primera vez, oír mi propia voz, escuchar mi corazón.

Eso que me pasa es sentir, ya no lo recordaba, estoy vivo, empiezo a escucharme y me doy cuenta de que no quiero ser alguien, de que lo que quiero es ser simplemente yo mismo.



Primer  Anterior  2 a 3 de 3  Siguiente   Último  
Respuesta  Mensaje 2 de 3 en el tema 
De: ESKARLATA Enviado: 16/07/2010 22:59
TOTALMENTE DE ACUERDO....
 
MIRAR HACIA DENTRO... SENTIRSE... ESCUCHARSE....
 
ASI ES..
 
AMEN
 
 
 

Respuesta  Mensaje 3 de 3 en el tema 
De: ESKARLATA Enviado: 16/07/2010 23:03
La libertad se valora cuando se pierde
Libertad auténtica: cuando la mente se desprende de lo inútil y de los miedos, cuando decide rechazar todos los apegos y los supuestos privilegios (estatus, poder, fama) que alimentan el ego hasta convertirlo en algo insufrible. Placeres del tener que nos atan o nos hacen caminar en círculos; malos placeres, diría Epicúreo. El buen placer, el que surge y se reafirma en el ser (Eckhart), es un júbilo consciente, que se elige y se conoce, que no nos toma por sorpresa. No es el instinto salvaje fuera de control sino una alegría auténtica, bella e inteligente. La libertad nos ayuda a seleccionar el placer y a transitar el camino que va del hedonismo (siempre bienvenido) a la vivencia de la felicidad (más extensiva y serena): el sumo bien, saber vivir en la sabiduría.

El agrado de uno mismo, sin culpas, pecados o castigos, radica en el descubrimiento de la autonomía. Aceptarse sin tantas guerras interiores, con menos “debería”, sin la presión de la tradición y la costumbre que asumimos pasivamente como un lastre. La genuina alegría comienza cuando somos capaces de pensar y sentir libremente, es decir, soltarnos sin melindres para quedar amañados en el núcleo duro de lo que verdaderamente somos, nuestra razón de ser, lo que no es negociable.

Siempre asociamos el placer a la obtención de reforzadores externos, pero nunca a su renuncia (la redención del “no”) ¿Libre para qué?: para todo y para nada, para regocijarse del propio “yo” que se descubre en un devenir abierto e independiente, un devenir que le permite cortar ataduras, sacudirse, rebelarse, vivir complacido y a la vez insubordinado, reconciliado con el paisaje y tan coherente como le permita su historia personal. La libertad humana no es un estado sino una función viva del universo que nunca termina de completarse, que se justifica a si misma para poder crear y crearse. Es una intención, un horizonte al que apunta la existencia para salvarse de la alienación y descubrir lo que es. Realismo y liberación van de la mano.

La libertad se valora cuando se pierde. Allí comprendemos que sin ella, nada tiene sentido. En la limitación física o psicológica se pierde la capacidad de pensar, la mente inmóvil esta sentenciada a la locura o la enajenación. Y no me refiero únicamente a estar de cuerpo presente tras las rejas, sino a la cárcel que construimos a partir de un sin número de creencias irracionales y esquemas maladaptativos con los que nos han educado. Un niño libre es un problema para al mayoría de los adultos, y si los niños son muchos, se necesita un colegio o alguna otra agencia de socialización.

Nelson Mandela, solo por poner un ejemplo, no estuvo preso “psicológicamente” mientras pagaba su condena, sus principios se mantuvieron cristalinos ¿Actitud libertaria?: sí, frente a los poderosos y el abuso del poder. Se me viene a la memoria Nazim Hikmet, poeta turco de principios del siglo pasado, que pasó la mayor parte de su vida en la cárcel debido a sus ideas revolucionarias. Cada una de sus poesías era la expresión de una mente indomable, siempre libre y digna. ¿Mandela y Hikmet, fueron privados de su libertad interior?: obviamente, no. El yo se regodea, se ama y se encuentra a sí mismo en la tarea del librepensador.

Quizás no estemos acostumbrados a ello o simplemente nos de temor considerar la posibilidad de ser tan libres como queramos ser, tal como decía Fromm. Sin embargo, la opción esta disponible, como un menú a la carta donde la variedad es tal que no sabemos qué comer ni por donde empezar. El placer por excelencia, el que nos viene dado por natura, es el que se origina en un ser que se sabe libre. El filósofo del hedonismo, Michel Onfray, expresa bellamente la idea del verdadero disfrute, tal como lo veían los antiguos: “”El placer define por tanto el goce de si mismo como una soberanía realizada, conquistada y radiante”. En otras palabras: la felicidad del quien ejerce su autonomía y se realiza en ella.


Siempre asociamos el placer a la obtención de reforzadores externos, pero nunca a su renuncia (la redención del “no”)

 


 
©2025 - Gabitos - Todos los derechos reservados