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CUENTOS: CUENTO: LA HIJA DEL MAR
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Respuesta  Mensaje 1 de 2 en el tema 
De: ESKARLATA  (Mensaje original) Enviado: 17/07/2010 00:28

                                                           

  

En una pequeña choza, envuelta entre la bruma del mar y levantada sobre pilotes de madera de la ciénaga, transcurría la vida de una familia de pescadores. La corriente tibia del Orinoco llegaba impetuosa a morir a las frescas aguas del mar caribe. Por las mañanas, las olas y la brisa despertaban a hojas y arbustos en la playa. Una mujer regordeta, con su mano en la frente, atisbaba en el mar, esperando la llegada de una pequeña embarcación, donde regresaría el marido después de una larga jornada de pesca.
La noche anterior azotó una tormenta y la choza fue sacudida con fuerza; afligida la madre, despertó varias veces a Kaina, su hija, que realmente no tenía nada en común con su físico, puesto que Kaina era de tez mas blanca y de hermosos ojos gris azules. Kaina le respondió que sus sueños le habían dicho que a su padre, el pescador, no le sucedería nunca nada, pues Neptuno cuidaría de él. Esta no comprendía porque su hija hablaba tan seguro de ello, como si tuviese alguna relación con ese ser al que ella llamaba Neptuno.
La madre se introdujo en la pequeña choza de dos espacios y llamó a Kaina, la cual no estaba en la humilde habitación. ¡Que vaina ! exclamó; siempre es así esta niña, todas las mañanas sale a caminar muy de madrugada y cuando regresa lo hace sonriendo. La madre se imaginaba que a lo mejor se encontraba con algún enamorado; ella había dejado de ser niña, hacía dos años atrás y su figura era la de una hermosa niña mujer. Sus ojos eran bellos, su cabello era de color café claro con rayos de trigo amarillo, su boca semejaba un lirio del río, fresca y carnosa; sus pechos, dulces naranjas que imaginaban aroma de azahar; su cintura delgada naciendo de suaves y firmes caderas, sostenidas por dos muslos preciosos.
¡Kainaaaaa! Gritó hacia la playa desierta. Aun no había señales, ni de la hija ni del esposo.
La figura esbelta de Kaina caminaba en la arena. Sus pasos eran seguros y lentos. Al oír la voz de la madre, apresuró la marcha y se volvió para alcanzar a ver la silueta de un hombre que levantaba su mano y ella adivinada entre sus dedos las dos caracolas que le había regalado. La figura del hombre fue engullida por la bruma mañanera.
Por fin llegó a la choza y subiendo ágilmente la escalera vertical, llamó a su madre. Se encontraron en la plataforma y la madre vio en la mano de Kaina dos hojas de papel, que le arrebató de inmediato. Sus ojos descubrieron sobre la blanca superficie una hilera tras otra de signos, que para ella eran indescifrables. Dime, le dijo, ¿que dice cada uno de estos signos que tu aprendiste a interpretar?. No debía haberte enviado a la escuela, porque a las mujeres no les sirve de nada eso de leer y escribir. Tu te casarás con un pescador, y los pescadores solo saben leer las olas del mar, leen la tibias y suaves brisas y los vientos del norte que traen en su cola un huracán. Kaina, le explicó que era un escrito dedicado a Neptuno y al Amor. ¿Y quien te lo ha dado? fue la pregunta inmediata. Sin mentir, Kaina le explicó que había conocido a un marino que escribía esas letras en el papel y que a ella le fascinaba que se los leyera y luego los leía y releía por las mañanas y tardes.
¿Y porque sales tan de madrugada de casa y a veces a media noche? Kaina le respondió que salía porque sentía un llamado del mar, para caminar a lo largo de la playa. Cuando se colocaba las caracolas en sus oídos, escuchaba la voz de un anciano que le decía ser su hija y que algún día ella regresaría a reinar sobre el mar. Además le explicaba que el otro padre, el pescador, era cuidado por sus delfines y que jamás le sucedería algo. El pescador moriría en la cama y tranquilo, con el mar en sus pupilas. La madre solo meneaba la cabeza en señal de resignación por los extraños sueños de su hija.
¿Y ese marino que escribe, que tiene que ver en todo esto? ¿no será un brujo?. ¡No madre, no es ningún brujo! El me ha contado su vida y sus sueños, yo le he contado mis sueños y mis encuentros con las caracolas; después él me da estas hojas donde se encuentran sus relatos y los míos. Nada mas. Eso es todo. El tiene unos ojos muy tristes pero me agradan. A veces cuando sonríe. sus ojos tienen una lucecita en la pupila y él me dice que son mis ojos los que se reflejan en ellos.
¿Y porqué sales a veces de noche? ¿Sabes hija? sales como a escondidas, como si fueras a hacer cosas malas. No madre, repuso segura, no salgo a escondidas, lo que no quiero es despertarlos y que se preocupen. Yo camino a lo largo de la playa cuando hay luna llena y las estrellas parecen pececitos plateados que brillan colgando en el mar de arriba. El viento a veces me habla y me dice que soy la hija del mar, que algún día vendrán por mi los tritones y me llevarán con Neptuno. Eso está escrito en esas letras del marino. Y las caracolas me dicen que los tritones no vendrían por mí, si algún poeta, lo cual no sé que es o quien es, roba mi corazón. Yo me río cuando le cuento eso al marino y él me mira como maravillado y en silencio.
La madre se quedó pensativa, ella y su marido sabían que esta hermosa criatura, hoy niña mujer, la habían encontrado durmiendo dentro de una enorme caracola en la playa.
Madre e hija vieron la silueta de la barca del padre acercándose a la costa y los brazos del pescador se agitaron con alegría al verlas. Ellas devolvieron el saludo y corrieron hacia la playa para ayudar a cargar la pesca obtenida por el padre.
Al final de la jornada, cuando estuvieron solos, el pescador y la madre, se sentaron en un tronco seco y tomados de la mano, vieron a su hija jugar sentada en la arena, con caracolas en sus manos, llegándole las frescas olas a sus pies, como besándolos.

Después de observarla por largas horas, los viejos se tomaron de la cintura y con sus miradas se dijeron: de todas maneras se irá, ella no es de aquí, la encontramos como regalo del mar. La tarde cayó con el sol moribundo, navegando sobre las olas y en silencio regresaron los tres a la choza.


©ClaJor3000®

         



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Respuesta  Mensaje 2 de 2 en el tema 
De: marieclipse Enviado: 22/07/2010 18:22
. El viento a veces me habla y me dice que soy la hija del mar, que algún día vendrán por mi los tritones y me llevarán con Neptuno. Eso está escrito en esas letras del marino. Y las caracolas me dicen que los tritones no vendrían por mí, si algún poeta, lo cual no sé que es o quien es, roba mi corazón. Yo me río cuando le cuento eso al marino y él me mira como maravillado y en silencio. 


 
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