Bailemos hasta caer derrotados.
Vibremos al ritmo de la música hasta que nuestros pulmones agonicen por una partícula de aire.
Disfrutemos de los movimientos que nos permite nuestro cuerpo hasta sentir agujetas en el último músculo de nuestro de cuerpo.
Sin descanso, sin parar.
Bailemos al ritmo de la música. De nuestra música.
La que tu quieras.
No una noche, no unas horas, no un instante.
No.
Bailemos siempre, cada segundo de nuestra vida. Disfrutemosla hasta caer desfallecidos, cansados y sin aliento.
No paremos ni un segundo, salvo para respirar y seguir moviéndonos al ritmo que marca nuestro cuerpo en cada momento.
No estamos en el mundo para pararnos, sin sentido y sin aliento.
No estamos para no sonreir. No estamos para no bailar.
Cada día que pasa es un día menos para que llegue el día en el que caigamos y nunca mas podamos levantarnos.
¿Que vas a hacer? ¿Esperar a que llegue ese día sin haberte movido?
Yo no. Yo me muevo. Y hoy bailo como si fuera el última día, porque nunca sabemos cuando será.