- Nunca verás la carta que te he escrito,
porque no me conoces. Tu ceguera no sabría leerla, y necesito expresar lo que tal vez te dijera.
Lo que tantos quizá te han expresado con voz tan pálida por tan distante, cada cual con la fe de ser amado, y certeza de ser no más que amante.
Brevería Nº 1632
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