Cantarán las sirenas a la aurora, zarparán en su búsqueda otros barcos, y rodará la voz, sobre las olas, de horizontes azules y lejanos. Unos quizá en exuberancia vuelvan, otros serán madera de naufragio; olvidado de ayer, yo estaré asido al remanso de paz de tu costado. |
Cubierta por mis aguas, sumergida dentro de mí en palacio de cristal, e instalada en la cámara nupcial, fluctuante nereida, mi elegida.
Libre un día en la mar embravecida, tan inmune a la edad como inmortal, y hoy unida al cordón umbilical con que te anudas a mi pobre vida.
En servidumbre ha entrado tu existencia tras abjurar la fiera independencia de tu idílico estado precedente.
Ahora, ya toda mía, tan humana, efímera y gentil rosa temprana, mortal serás, pero amorosamente.
Francisco Alvarez Hidalgo
9-11-00 | |
| |
En el azul del mar veo tus ojos, y entre las olas tu contorno veo, oscilante a la luz de la mañana, marea de caderas y de senos.
|
|