Si soy tu bebé por favor, MÍMAME. Necesito de tu
caricia de una manera que tal vez nunca sepas.
Tu cariño transmite seguridad y amor.
Si soy tu niño, por favor, MÍMAME. Aunque yo me resista.
Insiste, demostrando un modo de atender mis necesidades.
Si soy tu adolescente, por favor, MÍMAME. No pienses
que por estar crecido, no necesito de tus abrazos cariñosos,
de una voz tierna. Cuando la vida se hace difícil, el niño que
hay en mí te vuelve a necesitar.
Si soy tu amigo, por favor, MÍMAME. Nada como un abrazo
afectuoso para saber que yo te importo . Un gesto de
cariño cuando estoy deprimido me garantiza que soy
querido, y me reafirma que no estoy solo. Tu gesto
de consuelo tal vez sea lo único que yo consiga.
Si soy tu pareja, por favor, MÍMAME. Tal vez pienses que
tu pasión basta, pero son tus brazos los que detienen mis
temores. Necesito de tu toque tierno , para recordar
que soy amado apenas porque yo soy yo.
Si soy tu hijo adulto, por favor, MÍMAME. Aunque tenga
mi propia familia para abrazar, todavía necesito
tus brazos cuando me lastimo.
Si soy tu padre, ya mayor, por favor, MÍMAME.
Del mismo modo que me mimaban cuando yo era
pequeño y da calor a mi cuerpo cansado con tu proximidad.
Mi piel, ahora marcada, necesita ser acariciada.
NO TENGAS MIEDO, EL EXCESO DE CARIÑO
CURA TODOS LOS MALES
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