El hombre quiere a una mujer en su vida pues sabe
que sus triunfos serán también celebrados por ella
quien a su vez los hace posible. Igualmente la mujer
le dará la mano para auxiliarle en sus fracasos.
Los grandes poetas escriben y le cantan a la mujer,
el hombre en general, le profesa su gran amor y su
entrega; y aun así, el hombre no acaba de aceptar
que la mujer está a la misma altura que él; sabe
que es el lugar que le corresponde, pero no lo admite,
pensando y creyéndose superior, el sexo fuerte, sin
que haya una explicación lógica que apoye esa teoría.
Se dice muy comúnmente que “detrás de un gran
hombre, hay una gran mujer”, ¿por qué detrás del
hombre? Si lo normal, lo correcto y lo justo es que
caminen uno a la par del otro, ¿por qué no caminar
paralelamente, si aunque el hombre no lo acepte, hay
mujeres tan o más exitosas que ellos? ¿De qué superioridad
hablan? En pleno siglo XXI, cuando ya la mujer ha demostrado
tener la capacidad para gobernar países enteros,
cuando la mujer ha demostrado que puede sacar
a una familia completa adelante, la han calificado
de rebelde y de voluntariosa.
A pesar de la discriminación que aún es evidente en
algunos estratos, la mujer ha logrado despojarse de la
dictadura del hombre macho, de ese que piensa que
es muy hombre porque grita y hace callar, del hombre
que se siente hombre porque conquista, tiene y deja
mujeres cuando quiere… Es justo que el hombre acepte
y le conceda los méritos a la mujer que se limita a
conocer el mundo y conquistarlo con su brazo, y su
conciencia, con justicia y con amor, mientras el hombre
amplia su mundo a los vicios, a su soberbia, y en
muchas casos a su crueldad. ¿Es esa la superioridad
de la que el hombre habla? Cuidando las apariencias,
sus lujurias, sus crueldades, y pare de contar.
¿Dónde está la superioridad? Si a pesar de las
diferencias anatómicas, étnicas, culturas, clases
sociales y credos, será siempre la mujer la
que soporta todo para que su familia no se desintegre,
a pesar de los dolores emocionales y físicos más profundos,
diariamente nos enteramos de una mujer grande, pero
diariamente vemos grandes mujeres con olor a trabajo,
con olor a obrera, mujeres que se levantan al alba, y se
acuestan mucho tiempo de después de la puesta de sol.
La liberación de la mujer es un derecho ganado a pulso,
un derecho a la libertad, dentro y fuera de su casa,
la mujer debe respirar libertad en en el hogar, en el
trabajo y donde quiera que valla, libertad con responsabilidad,
con respeto y basada en el amor, pero libre, no
es el hombre quien deba cambiar los derechos de la mujer.
Mujer madre.
Mujer hija.
Mujer amiga.
Mujer dueña de casa.
Mujer profesional.
¡MUJER LIBRE!
Mujeres, vamos a seguir luchando contra la
discriminación, sin pedir permiso al hombre, sin
esperar el consentimiento del hombre, tenemos derecho
a la vida, a la superación, al respeto del hombre,
al respeto hacia nosotras mismas, a ser valoradas por
nuestras virtudes, por nuestros atributos, los mismos
que nos fueron dados para compartirlos con el hombre,
no para el hombre, revolucionemos contra el dominio, la
manipulación déspota de dictador, de la autoridad masculina,
tenemos los mismos derechos, hagámoslos valer.
¿Haces algo contra la discriminación femenina?