SIENTE EL SABOR
El sabor de la mirada de los viejos sabios, que alzan sus ojos al cielo buscando a sus seres queridos. El sabor de la lluvia y su tierra perfumada. El sabor del viento en la mañana. La piel que se eriza y te hace sentir que posees todo un cuerpo. El sabor de los besos frescos, sentidos, adolescentes en la vejez. El sabor de sentir tu mochila en la espalda. Allí dentro está toda tu Libertad. El sabor de leer un buen libro, el regalo lanzado al aire por alguien generoso al otro lado del mar. El sabor de la puesta de sol, con sus sombras alargadas delante de ti. El sabor de las nubes, que te observan condescendientes desde las alturas. El sabor de la mirada de los niños, de los animales y de los ancianos. Todas tienen ya la misma perspectiva. El sabor de los árboles, son personas mucho, mucho más ancianas, con sus nombres propios y apellidos. El sabor del fuego que chasquea juguetón embelesando con su calor. El sabor de la roca eterna. Su pensamiento nos hace efímeros El sabor del reencuentro con nuestros progenitores, después de esa paz a golpe de rebeldía y comprensión. El sabor de trabajar con las manos. Verlas moverse independientes de sus propios dueños. El sabor de las olas, que luchan todos los días, todas las horas, todos los minutos y todos los segundos por hacerse un hueco en el mundo. El sabor del silencio, que te hace llegar cada día un poco más profundo dentro de ti. El sabor de tus ojos, del sueño al fin reparador que mece tu respiración tranquila. El sabor de tu cuerpo templado y maduro y real. El sabor de los caminos que te permiten perderte, para así poder encontrar el camino justo en el tiempo. El sabor de la madurez que te permite ralentizar tus movimientos, ver más cosas, escuchar prolongadamente, tocar más manos, saborear un poco más de espacio... El sabor del paso del tiempo. El tic-tac de tu corazón que cada minuto te hace más sabio. El sabor de la Vida que cierra su círculo y te alberga amiga en su abrazo cálido.
De la red
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