El mal moderno, enemigo número uno, puede ser
combatido si escuchamos lo que pide nuestro cuerpo
y nuestro interior; considere los siguientes
consejos y mejore su calidad de vida.
Comer bien, limpiar el closet, ir de vacaciones, pasear
al perro, son actividades que no hacen a nadie más adinerado,
más poderoso o más inteligente, pero definitivamente
en esos pequeños detalles consiste la felicidad.
Lo más importante para reducir el stress es ajustar
internamente la manera de pensar, sentir y reaccionar
frente a los eventos en la vida. Las siguientes ideas
lo ayudarán a ver la vida con menos angustia: Ría más. El humor es una de las mejores formas
de alejar el stress. Una buena risa relaja los músculos,
disminuye la presión sanguínea, puede reducir los niveles
de hormonas que crean el stress y atacan la inmunidad,
y estimula la producción de una sustancia llamada
catecolamina, a la que se le atribuye la liberación de
endorfinas, las mismas hormonas reductoras del
stress que se liberan a través del ejercicio.
No sea perfeccionista. Usted no tiene por qué aceptar
un trabajo mediocre, pero dejar pasar un par de
cosas. No deje que su anhelo de perfección -y el
temor al fracaso- lo paralicen de ansiedad. Cambie
el “Yo debo/tengo/debería” por un “Qué bueno sería si…”. Controle su mal carácter. La gente crónicamente
malgeniosa tiene de cuatro a siete veces más riesgo
de morir de un mal cardíaco y de cáncer que los
demás, dicen los especialistas. La gente que se
disgusta en silencio corre aún mayor riesgo. La hostilidad
es la clave de la personalidad para
predecir ataques al corazón.
Baje el ritmo. No desarrolle actitudes equivocadas
acerca del tiempo. Dése un tiempo para almorzar,
recrearse y descansar. Estar tan pendiente
de los minutos lo hará sentir más estresado. No posponga. Cuando algo deba ser hecho, hágalo
de inmediato. Por supuesto, es más fácil decirlo que
hacerlo; piense que hará mejor las cosas si evita esas
super-sesiones nocturnas cargadas de cafeína.
Deje de inventar excusas y empiece ya.
Deje de sentirse culpable. La culpa es una de las
emociones humanas mas inútiles. Aprenda a decir
que no, y manténgase firme en su decisión. Ceder
ante los deseos de los demás para no sentirse culpable,
sólo le dejará sentimientos de disgusto y resentimiento.
No guarde rencores. Las investigaciones muestran
que cuando se revive una mala experiencia, también
revive el proceso fisiológico que acompañó a ese
momento angustiante. Un desastre se puede convertir
en 50 desastres. Cuando algo realmente traumático
le ocurra -la traición de un amigo o una negociación
que se cae- deseche la experiencia. De lo contrario llevará
esa carga invisible donde quiera que vaya.
Sea fiel a sus sueños. Asegúrese de que sus
actividades se ajustan a lo que usted realmente es
o desea ser en la vida. No tome un empleo o se
afilie a alguna organización sólo porque es lo que
otros desean que usted haga o porque es algo que
usted quiso hacer en el pasado. Concentre sus energías
en aquello que realmente le interesa. El investigador del
stress Robert Eliot sugiere hacer una lista de sus metas
o sueños. Escriba no mas de 12 puntos, después
redúzcalos a seis; utilice la tarjeta como una “brújula” y
léala dos veces al día. “Asegúrese de tener valores que guíen
su vida. Ningún viento sopla a favor de un
barco sin dirección”, dice Eliot.
Escoja sus batallas cuidadosamente. Preocúpese
de las cosas que usted puede controlar, no de aquellas
que escapan de sus manos. Muchas veces pensamos
que deberíamos ser capaces de resolver cada uno
de los problemas que se nos presentan y ser
perfectamente felices, pero eso no es realista.
No confunda trabajo con valor. Hoy en día se nos
cataloga por lo que hacemos; en este esquema, la
noción del tiempo libre pareciera no tener sentido.
Admiramos a la gente que anda apresurada, pues
pensamos que esto los hace importantes y nos sentimos
presionados a estar haciendo algo, de lo
contrario “no somos nadie”.
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