El temor del Señor es limpio, que permanece para siempre; Los juicios del Señor son verdad, todos justos" (Salmos 19:9).
Cuando hablamos en temor y juicio parece que el asunto es miedo, sin embargo, los hijos de Dios, que observan sus estatutos y esperan el día en el que estarán delante de Dios, viven en plena paz y disfrutan una alegría incomparable.