Erase una vez un hombre que se extravió lejos de su
propio país y llegó al mundo conocido como el País de los Tontos. Pronto vio a cierto número de gente huyendo aterrorizados
de un campo donde habían estado tratando de
cosechar trigo.
—Hay un monstruo en ese campo
—le dijeron—. —El miró y vio que era una sandía.
Se ofreció a matar al monstruo para ellos. Cuando
hubo cortado la sandía de su tallo, tomó
una rodaja y comenzó a comerla.
La gente se aterrorizó aún más de él de lo que lo
habían estado con la sandía. Lo alejaron amenazándolo
con horcas y gritando:
—Lo siguiente que hará es matarnos,
a menos que nos desembaracemos de él.
Ocurrió que en otra ocasión otro hombre también se
extravió en el País de los Tontos, y le comenzó a
ocurrir lo mismo. Pero, en vez de ofrecerles ayuda para
eliminar al “monstruo”, estuvo de acuerdo con ellos
en que debía ser peligroso, y al alejarse sigilosamente
de la sandía, junto con ellos, se ganó su confianza.
Pasó un largo tiempo con ellos, en sus casas, hasta
que pudo enseñarles poco a poco los hechos básicos
que les permitirían no solo perder su temor a las sandías,
sino incluso cultivar la fruta ellos mismos. Autor: Idries Shah
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