La tristeza es arena de desierto, sombra de soledad, sombra del aire, larga ausencia de Dios que nos circula por el llanto olvidado de la sangre.
Todo está triste hoy y es un desierto mi corazón, que apenas si es de alguien; todo está triste, sí, todo está triste en esta inmensa y desolada tarde.
Madera de ataúd es lo que crece en esta primavera de los árboles, mientras proyecta el cielo largamente
su soledad vastísima en mi carne, en mi alma sin dueño, en esta pena que me crece y me crece interminable.
Rafael Morales
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