Mi hada nunca me habla, pero ella sí me salvaguarda, y con su amor bien me sostiene, y con sus manos me protege.
Sus esperanzas me acarician, su andar delicado es como brisas, me observan sus hermosos ojos, que también me iluminan y me encienden.
Sus labios son como la miel, su cuerpo es toda calidez, su piel es blanca como leche y el amor anida en su vientre.
Mi hada verde me comprende su sola presencia me enriquece, mi hada ya es parte de mi vida y ella logró sacarme la agonía.
Hay momentos en que sobran palabras y escribirle poemas no me alcanza, pues cambió mis lágrimas por sonrisas, y reemplazó mi soledad por alegría.
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