El sol y el viento discutían sobre cuál de dos era más
fuerte. La discusión fue larga, porque ninguno de
los dos quería ceder. Viendo que por el camino
avanzaba un hombre, acordaron en probar
sus fuerzas utilizándolas contra él. Vas a ver, dijo el viento, como con sólo echarme
sobre ese hombre, desgarro sus vestiduras. Y comenzó a soplar cuanto podía. Pero cuantos más
esfuerzos hacía, el hombre más oprimía su capa,
gritando contra el viento, y seguía caminando. El viento
encolerizado, descargó lluvia y nieve, pero el hombre no
se detuvo, sino que se aferraba más a su capa.
Comprendió el viento que no era posible arrancarle la capa. Sonrió el Sol mostrándose entre dos nubes, recalentó la tierra y el pobre hombre, que se regocijaba con aquel dulce calor, se quitó la capa y se la puso sobre el hombro. Ya ves, le dijo el Sol al Viento, como con bondad se consigue más que con violencia.
Reflexión: Los seres humanos deberíamos pensar profundamente acerca de nuestras acciones. Utilizamos la violencia, la ironía, la agresividad, la sorna y la burla para tratar de lograr nuestros objetivos. No nos damos cuenta de que, la mayoría de las veces, con esos métodos, son más difíciles de alcanzarlos. Una sonrisa siempre puede lograr mucho más que el más fuerte de los gritos. Y basta con ponerse por un momento en el lugar de los demás para comprobarlo. ¿Que prefieres, una sonrisa o un insulto?... ¿una caricia o una bofetada?... ¿una palabra tierna o una ironía?... Pensemos que los demás seguramente prefieren lo mismo que nosotros... Entonces tratemos a nuestros semejantes de la misma manera en la que nos gustaría ser tratados... Así veremos que todo será mejor. Que el mundo será mejor. Que la vida será mejor, y que harás feliz a Dios.
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