Durante el segundo mes en el colegio de primaria,
nuestro profesor nos dio un test. Yo era un alumno
concienzudo y rápidamente conteste a todas las
preguntas, hasta que leí la última: ¿Cómo se
llama la mujer que limpia el colegio? Seguramente era una broma.
Había visto la mujer de la limpieza en varias
ocasiones. Era alta, con el pelo moreno, cincuentona,
¿pero como iba a saber su nombre? Entregué la hoja,
dejando la última pregunta sin contestar.
Antes del fin de la clase, un alumno preguntó si se
contaba la última pregunta en la nota final del test.
- Por supuesto que sí.- dijo el profesor – En vuestras
vidas profesionales conoceréis a muchas personas.
Todas son importantes. Merecen vuestra atención y preocupación, aun si solo les sonreís y decís Hola`.-
Nunca he olvidado aquella lección. También
aprendí que se llamaba Dorotea.
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