Haz de mi una bendición, señor. Ayudame a ayudar
a los que necesitan ayuda, a ser una bendición para
mis semejantes. enseñame cuando hablar y cuando
callar, cuando ser osado al dar, y cuando contenerme;
y si no tengo fortaleza suficiente, entonces dame
fortaleza. Señor, hazme duro con mi propio ser,
pero tierno con todos los demás. Deja que se
derrane sobre mí la dulzura.
Dame una palabra, un gesto para llenar la vida
solitaria, fe para el emfermo y valor para mentener
los corazones levantados aunque el mío se sienta
abatido. Cuando los hombres tengan cosas
amargas que enfrentar y acobarden y acepten
la derrota, déjame entonces levantar los ojos
para que vean la visión de Tu victoria.
¡ AYUDAME A AYUDAR ; AYUDAME A DAR LA
SABIDURIA Y LA VOLUNTAD DE VIVI !
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