Muere lentamente quien no viaja,
quien no lee,
quien no oye música
quien no encuentra gracia en sí mismo
Muere lentamente
quien destruye su amor propio,
quien no se deja ayudar.
Muere lentamente
quien se transforma en esclavo del hábito
repitiendo todos los días los mismos
trayectos,
quien no cambia de marca,
no se atreve a cambiar el color de su vestimenta
o bien no conversa con quien no conoce.
Muere lentamente
quien evita una pasión y su remolino de
emociones,
justamente éstas que regresanel brillo a los ojos
y restauran los corazones destrozados.
Muere lentamente
quien no gira el volante cuando está infeliz con
su trabajo, o su amor,
quien no arriesga lo cierto ni lo incierto para ir
atrás de un sueño
quien no se permite, ni siquiera una vez en su vida,
huir de los consejos sensatos……
¡ Vive hoy !
¡ Arriesga hoy !
¡Hazlo hoy !
¡ No te dejes morir lentamente !
¡ No te impidas ser feliz !
Pablo Neruda. Escritor chileno (1904-1973) Premio Nobel de Literatura (1971)

Nacido en 1904 en Parral con el nombre
de Ricardo Eliecer Neftalí Reyes Basoalto,
Neruda se sintió durante toda su vida
profundamente enraizado en su tierra chilena
pese a haber llevado una existencia
de viajero incansable.
Su madre, Rosa Basoalto,
murió de tuberculosis poco después de dar a luz,
y su padre, conductor de un tren que cargaba piedra,
José del Carmen Reyes Morales,
se casó dos años después con Trinidad Cambia Marverde,
de quien Neruda escribiría:
"Era una mujer dulce y diligente, tenía sentido
del humor campesino y una bondad activa e infatigable".
Para el pequeño Neftalí fue su nueva madre
como el hada buena; tuteló al muchacho con
una solicitud incluso
mayor que su auténtico padre,
con quien, en su adolescencia, no tardaría
en mantener graves disputas.
Residiendo en Temuco, ingresó en el Liceo de la ciudad en 1910, y cuando aún no había salido de esta institución, el 18 de julio de 1917, pudo leer emocionadamente en un periódico local, La Mañana, el primero de sus artículos publicados, que tituló "Entusiasmo y perseverancia". Para entonces había tenido la suerte de conocer a una imponente señora, "alta, con vestidos muy largos", que no era otra sino la célebre poetisa Gabriela Mistral, quien le había regalado algunos libros de Tolstoi, Dostoievski y Chéjov, decisivos en su primera formación literaria.