Rubén Cedeño New York
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Las cosas negativas, lo que no nos convenga, no tenemos porque aceptarlo. Pero hay otras cosas que “las tenemos que aceptar”.
La mayoría de los buenos facilitadores de Metafísica y los Maestros Ascendidos que dan sus enseñanzas, sea verbal o por escrito, lo único que pretenden es que corrijamos nuestro “yo personal” para que ascendamos a nuestra “Divina Presencia de Dios Yo Soy” y nos convirtamos en servidores de la humanidad. Esto lo hacen dando instrucción, que en mucho de los casos es expuesta de manera impersonal y pública, para que nos instruyamos y corrijamos en lo que haga falta. Nunca estas instrucciones nos las dedican con nombre y apellido. Conny, Emmet Fox y muchos otros, así lo hicieron y lo hacen, sin hacer alusión a quien va dirigida la enseñanza. Imaginemos que fatalidad o que orgullo el de un estudiante que alguien le dedique exclusivamente para el una instrucción de alta cuantía. Los que instruyen exponen la enseñanza de manera factual, porque un estudiante de su cercanía tubo o tiene algo que aprender y lo quieren ayudar y jamás lo hacen acusándolo personalmente con nombre y apellido, casi siempre lo diluyen en sus instrucciones que dan públicamente y en una sola enseñanza, a veces incluyen lo que tienen que decirle a varios estudiantes y no toda la alocución es para una sola persona. “Al que le toque que le caiga”.
Cuando leemos o escuchamos estos problemas de personalidad de los estudiantes y sus correcciones, que los instructores exponen, si no los tenemos, seguimos leyendo o escuchando como si no fuera con nosotros, y como es así, ni nos roza, pero si no nos toca, nos sentimos aludidos, y nos mueve internamente, es porque eso tiene que ver con nosotros, nos concierne, fue dicho para nosotros y aunque nos duela, no nos guste, “lo tenemos que aceptar” y ponernos a trabajar en ello. Si somos serios, y responsables en nuestro crecimiento interior, pedimos perdón humildemente y seguimos adelante, y si nos ofendemos, y enardecemos contra el que nos señala algún error, perdemos la oportunidad de crecer en ese sentido y se anuló esa vía por donde se dispensaba esa Luz.
Es muy bueno y gratificante leer los libros de metafísica, pero para algunos es muy malo vivir cerca de un instructor de metafísica. Los libros de metafísica son como comida enlatada, que uno la compra, y es para todo el mundo la misma. Vivir con un instructor, lo muy bueno y lo que a veces nos puede molestar, es que la enseñanza que nos da, no va a ser enlatada y para todo el mundo la misma, sino que es gourmet, que a cada quien nos va a dar algo especial para nosotros, lo que nos hace falta, que si el estudiante esta en un verdadero sendero interior de silencio, auto corrección y superación lo agradecerá inmensamente como se agradece a todo Chef Gourmet lo que nos prepara. Pero cuando se esta cerca del chef cuando cocina, el humo de la cocina, el olor de la cebolla y ciertos preparados molestan y a veces se nos ensucia la ropa o nos podemos cortar con el cuchillo. Pero con todo esto se aprende a preparar la comida. Hay veces que estas enseñanzas van dirigidas a la superación de un estudiante, para salvaguardar, el que esta instrucción no se pierda y sea de beneficio para otros, por eso, además de ser gourmet para el que se le prepara en el momento, se enlata y se hace pública, ya que si ese estudiante no la aprovecha, la aprovechara otro.
Los buenos maestros cuando un estudiante tiene una situación que resolver, sea de personalidad o de otra índole, no ven esa situación solamente en ese estudiante, sino que perciben el mismo asunto en cientos de personas de toda la humanidad, que lo puedan tener igual o parecido, y por eso lo corrigen, lo dicen públicamente, sin decir a quien esta dirigido. Y eso que ellos instruyen, no son “comentarios”, cosas que se les ocurren, arranques de su personalidad, es respetable instrucción.
Los verdaderos y serios Maestros y facilitadores, no ven en muchos de sus estudiantes amigos, ni compañeros, con los cuales comparten, sino personas a las que instruyen, que tienen que hacer ascender o convertirlos en facilitadores de la Enseñanza y por eso tienen una actitud muy especial con ellos, que no se tiene entre amigos. Algunos estudiantes por orgullo de no querer sentirse alumnos de nadie, ni aceptar que alguien les instruya, se acomodan psicológicamente en el roll de amigos de un instructor, sin que nadie le haya dado ese puesto y sin ni siquiera el faciltador habérselos insinuado. Los únicos amigos de los Maestros y Facilitadores son los que transitan con el su camino, comparten y trabajan mano a mano con ellos en sus objetivos de servir incondicionalmente, corregir y publicar la Enseñanza y los que comparten con ellos sus intereses personales como pueden ser el arte, la ciencia, la educación, la filosofía, el gobierno o la mística. Los amigos de la Madre Teresa de Calcuta son los que recogían con ellos moribundos por las calles; los amigos de Conny Méndez eran artistas y los que la ayudaban a ella en su que hacer diario de expandir la metafísica. El hecho que nos carteemos con un maestro o facilitador, vallamos al cine con el, nos riamos juntos de algún chiste o comamos con el, no quiere decir que seamos su amigo, lo mas seguro es que el nos vea como un potencial estudiante. La gente inteligente que se codea con alguien que es un maestro de un arte u oficio y es reconocido en esto, generalmente asume la actitud de aprender y la mayoría de las veces, jamás, se toma vuelos tan altos de creerse a su altura. Al menos eso nunca lo hicimos con Conny, con la Profesora Rugeles directora del Conservatorio de Música, ni siquiera con compañeros de aula como Carola de Goya y Katiuska Cordido. Supimos manejar la distancia y el respeto que sus niveles dentro de la metafísica les correspondía, se habían ganado con su trabajo y sabiduría, y eso que nos dieron sobrados motivos para ser sus amigos y en algún grado lo fuimos, pero jamás en ser tan confianzudos para estarnos poniendo sobre nombres, corregirles, o espetarle defectos. Creo que eso nunca se nos ocurrió hacerlo. Y aunque muchos de nosotros no somos maestros, ni tenemos el rango que estas personas que menciono tenían, creo que la buena relación que a veces tenemos con nuestros estudiantes, durante un tiempo de trabajo, ha sido por este respeto, que siempre surge de manera natural entre la gente culta, educada y de cierto nivel social, que además de tenerlo lo demuestran.
Que a ninguno se nos olvide que la metafísica es una escuela donde se viene a aprender, es también un sendero de Ascensión, iniciativo, si se quiere y el facilitador con sus enseñanzas, correcciones, regaños, y sugerencias es el que tiene esta difícil labor con nuestras almas. Es como el Abad de un monasterio, la Madre de un convento, el Director de un lamasterio, que no ingresamos a esto sitios para ser amigos de ellos y no nos podemos poner a chancearnos con ellos, ese no es el motivo de nuestra relación con ese ser. Ahora, si el comienza con ese trato con nosotros hagámoslo igual con el. Cuando uno va a una comida y sirven pollo sin deshuesar, uno tiene que comérselo con los cubiertos, por muy difícil que sea, pero si el jefe de la mesa lo agarra con la mano, todos ya tenemos permiso para hacerlo, pero si no lo hace, que ni se nos ocurra realizarlo, caeremos en un grave error.
A la personalidad de uno, nunca le gusta que le delaten sus defectos y la manera como alguien lo haga, siempre nos parecerá que se hizo de muy mala manera y que podía haber sido hecho de otra forma mejor. La personalidad tiene sus demonios que necesitan defenderse y quieren tener la razón. Pero eso es una falacia. Si no estamos en control ni conciencia de un error de la personalidad nuestra, mucho menos sabremos la mejor manera en que puede ser atacado para corregirlo o superarlo. Así que si queremos crecer “lo tenemos que aceptar”, de la manera como nos venga. Eso lo hemos tenido que aceptar todos, cuando queremos aprender y superarnos en algo que el faciltador que tenemos sabe. Pero sabemos que son nuestros defectos que se revuelven, cuando nos molesta la corrección y nos indigna que nos lo digan, porque si no lo tenemos ni cuenta nos damos que alguien esta delatando algo respecto a nosotros.
Los facilitadores y Maestros serios e impersonales, jamás se sienten incómodos de la forma de ser de un estudiante, ni la incomodidad es la causa porque le ponen sobre la palestra un error de personalidad, ni se quedan callados tiempo sin decir lo que tienen que decir, ahorrando malestares. Tampoco se enemistan ni guardan rencor por los errores de un estudiante, a veces después de corregir lo que tienen que corregir, al rato ni se acuerdan mas de eso ni quienes fueron los que hicieron algo indebido. Estas cosas las piensan y dicen personas que creen que los faciltadores están lidiando de tu a tu a con los estudiantes y no es así. El conoce la Llama Violeta y transmuta al instante los sucesos que lo necesiten. Lo hacen en el momento que lo tienen que hacer, y solo por el bien, que ese estudiante busca en su relación con ese facilitador, por más nada, para poder seguir juntos si ambos lo desean, porque de otra manera se rompería el nexo. El estudiante no tiene que estarle invocando la Llama Violeta a ningún facilitador cuando este lo corrige, el que tiene que usar la Llama Violeta es el que esta aprendiéndola a usar y ha cometido la falta.
Cuando un facilitador o Maestro hace una acotación de que solo nos veamos el Cristo, la perfección y las virtudes de los Siete Rayos, no es que ellos no toleren ninguna apreciación o interpretación que no sea elogiosa hacia su persona o actitudes. Este concepto es de la mente que no entiende bien esta parte de la enseñanza que se refiere a mantener y visualizar el “Concepto Inmaculado” en las personas.
El cometer errores en la enseñanza, no se trata de tener o no preparación en la metafísica. De base, siempre tenemos que partir, que ningún estudiante sabe metafísica y por eso se le perdonan sus errores y se le facilita la instrucción. Ningún estudiante debe aludir jamás, para justificar su errores, que su facilitador tiene mas preparación metafísica que el, claro que la tiene, si no, no fuera facilitador pero es feo decírselo. Un Maestro de Ballet, Música o Pintura lo es, porque esta más preparado que sus estudiantes. Imaginémonos cada vez que un estudiante de ballet, haga una figura mal, un estudiante música ejecute un ritmo errado o un estudiante de pintura haga mal un trazo y el profesor lo regañe o corrija un error en su preparación; a ese estudiante le queda feo, de mal gusto y una grosería, que le diga a su profesor: “lo hice mal porque no tengo la preparación que usted tiene. Tenemos que aceptar el error en silencio, tragarnos la rabia que el regaño o la corrección nos produjo, si acaso nos molesto y seguir adelante, así hemos aprendido todos.
Hay quien alega que ha aprendido sin regaños ni retos. Si, es posible, pero ese que lo ha enseñando no lo ha enseñado completamente. Porque es parte de todo aprendizaje, sobre todo en los asuntos espirituales, aprender a dominar el orgullo de la personalidad, hacer desparecer la rabia que nos da el que nos corrijan. Jesús en sus evangelios, San Juan a las siete Iglesias del Apocalipsis, Conny en nuestras clases y todos los que enseñan metafísica, han regañado, reprendido y retado. Los que lo aceptan aprenden y siguen los que se van se lo pierden.
Ningún estudiante debe ni con la mejor de las intenciones, estar corrigiendo a ningún maestro profesor o facilitador. Ese no es su roll en la relación. Ya el facilitador o Maestro tuvo o tiene quien lo corrija y lo ponga en su sitio. Esto es una cadena de la que nadie se escapa. Si un estudiante le encuentra errores a su maestro, “un maestro con errores en su arte no se debe tener”, hay que cambiarse de instructor y si no es así, es orgullo del estudiante que se cree con el nivel de estarle achacando defectos a su instructor. Hay momentos y situaciones en que a veces podemos hacerle ver un error a un facilitador o maestro, pero esto hay que saberlo hacer en el momento y de la forma adecuada para que de buenos frutos. Esto no se hace con la liviandad con que se lo podemos hacer a un cuate o camarada de toda la vida.
Se da toda esta explicación, porque hay personalidades que no se dan cuenta que tienen que ubicarse en la relación que tienen con ciertos facilitadores. Uno no puede pretender ser amigo de Pavarotti, ni estarle achacando problemas técnicos a su voz, y estilo de hacer las operas. Claro que tiene errores, pero el lleva años de experiencia en eso, ha tenido éxito en su arte, no anda buscando maestros de canto entre sus amigos y hay gente que lo quiere y lo admira así. Como el es cantante de carrera y sabe lo que hace, el solo entiende que la gente que lo trata y viene a sus conciertos, es porque le gusta su voz y lo quieren oír. Esto es un hecho, aunque los raperos, no les guste la opera ni a Pavarotti y tengan mil razones para rechazarlo. Ese un hecho “Lo tenemos que aceptar así”. Si queremos a Pavarotti, no nos vamos de su lado a buscar otro cantante aunque a veces desafine, pierda su línea de canto o se le olvide la letra de un aria. El es Pavarotti, no es un estudiante de canto o un aficionado como lo pueden ser sus amigos.
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